Con sus 500 metros de diámetro, el radiotelescopio FAST se ha convertido desde hoy en mayor observatorio de este tipo del mundo, mayor incluso que el ruso RATAN-600 en superficie colectora. Su superficie, equivalente a unos 30 campos de fútbol, supera también a la de la mítica antena del observatorio de Arecibo (Puerto Rico) que ha servido de referencia en la detección de ondas de radio procedentes del espacio profundo.
Construido en la provincia de Guizhou, el nuevo radiotelescopio contiene 4,450 paneles reflectores y se sitúa en una zona de formaciones kársticas ideal para evitar las interferencias. El observatorio ha sido íntegramente construido por ingenieros y científicos chinos, pero su uso estará abierto a la comunidad científica internacional, según informa la Academia de Ciencias de China. "Una vez completado, FAST liderará el mundo por al menos 10 o 20 años", asegura Yan Jun, director general de la red de observatorios nacionales de China (NAOC).
Una vez en funcionamiento, y tras cinco años de construcción, el radiotelescopio FAST permitirá estudiar lejanas galaxias, detectar púlsares y conocer mejor la composición del universo, así como detectar posibles señales de comunicación extraterrestre.