El escritor japonés Kenzaburo Oe, galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1994, ha muerto en la madrugada del lunes a los 88 años de edad por causas naturales. "Murió de viejo", ha informado la editorial Kodansha en un comunicado, en el que añade que ya se ha realizado un funeral familiar.

Nació en 1935 en la prefectura de Ehime de en un Japón previo a la II Guerra Mundial, en el que estudió Letras Francesas en la Universidad de Tokio y cobró un destacado papel en la generación democrática de la posguerra, opuesta al militarismo y firme defensora del pacifismo.

Su carrera literaria le elevó al podio de los más importantes novelistas nipones contemporáneos, que comparte con autores como Yukio Mishima o el eterno candidato al Nobel, Haruki Murakami. Una carrera que dio inicio en 1958, tan solo cuatro años después de su ingreso en la universidad, con la novela Arrancad las semillas, fusilad a los niños. La novela, que se convirtió en uno de sus títulos más reconocidos, está ambientada en lo ambientada en tiempos de la guerra, y en ella un grupo de jóvenes se hace con el control de un pueblo abandonado.

Años más tarde, en 1994 se convertiría en el segundo japonés -y último por el momento- en conseguir el premio Nobel de Literatura, "por su fuerza poética", después de que Yasunari Kawabata obtuviera este galardón en 1968.

Una obra impregnada de cuestiones sociales

El escritor es considerado en su país "un radical de izquierdas", cuya literatura sus cohetáneos políticos tildaban de "apestar a mantequilla", una expresión con la que lo acusaban de haberla impregnado de influencias occidentales impuras.

En los años 60, el asesinato de un dirigente del Partido Socialista Japonés lo inspiró a escribir Diecisiete y Un joven político muere. La última fue muy criticada por la extrema derecha japonesa por cómo describía al atacante, un militante conservador de 17 años, motivo por el cual nunca fue reeditada o traducida. Dichas obras, además, le granjearon recibir numerosas amenazas de muerte.

Sin embargo, el punto de inflexión de su obra llegó en 1963 con el nacimiento de su hijo que discapacitado, quien se convirtió en el eje de su obra y dio pie a algunos de sus títulos más importantes, Una cuestión personal (1964), Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1966), El grito silencioso (1967) o ¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era! (1983).

Oe mantuvo su faceta de activista a lo largo de los años, incluso a pesar de su avanzada edad. Otra de sus posturas clave fue su posición contra la energía nuclear, que tras el accidente de Fukushima de 2011 le llevó a pedir al primer ministro la interrupción de toda actividad de este sector en el país.