La Real Sociedad y el Real Madrid negociaron hasta última hora de la noche del miércoles al jueves el traspaso de Asier Illarramendi. Recién llegado de Menorca, el centrocampista se desplazó desde el bilbaíno aeropuerto de Loiu hasta San Sebastián. Allí, junto a uno de los representantes de la agencia Bahía Internacional, se reunió con el presidente de la Real, Jokin Aperribay, para intentar llegar a un acuerdo y evitar así tener que estar este jueves a las 10 horas en Zubieta. Al no cerrarse el acuerdo, lo normal es que Illarra se incorpore a los entrenamientos, a las órdenes de Jagoba Arrasate.
Tal y como informamos el pasado martes, Illarramendi llamó en los últimos días y en varias ocasiones a Aperribay para pedirle que le dejara marcharse al Madrid, con quien tenía un acuerdo por cinco temporadas, a razón de 2,4 millones por cada una de ellas. De vuelta de sus vacaciones tras disputar el Europeo sub 21, el jugador presionó al presidente txuriurdin cara a cara, mientras José Ángel Sánchez, director general del Real Madrid, era el encargado de llevar las negociaciones en ausencia de Florentino Pérez, de viaje en Colombia.
Sabedor por boca del propio Florentino que el Real Madrid no ejecutaría la cláusula de Illarra, la Real exigía el dinero de la cláusula (30 millones) y que el club blanco se hiciera cargo del 21% del IVA (6,3 millones). Ya desde el pasado viernes, cuando algunas informaciones apuntaban a que había acuerdo por 30 millones, Aperribay ya exigió el pago de una cantidad más cercana a los 40 que a los 30 millones.
La razón, además de la lógica presión social para no desprenderse de uno de los jugadores más queridos y valorados, es que esta opción de pago era mucho más económica que afrontar directamente la cláusula, ya que Illarramendi debería depositar en la LFP esos 30 millones, más el 51% de IRPF, lo que elevaría la operación a 45,3 millones. Lo que sí parece aceptar el dirigente txuri urdin es el pago en dos plazos.