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El Athletic se lleva la final de la Copa del Rey en los penaltis y acaba con cuarenta años de maldición

Ambos conjuntos no fueron capaces de llevarse el trofeo en el tiempo reglamentario y tuvieron que recurrir a los once metros para decidir el campeón de esta edición

Bajo el cielo de Sevilla se enfrentaba el sueño del Mallorca por levantar su segunda Copa del Rey y las ganas del Athletic por romper su mala racha: desde 2009 había jugado cinco finales del torneo y las había perdido todas. Hasta esta noche, en la que los leones han roto el maleficio. Cuarenta años de los vascos frente a un único instante en la vida bermellona. Los penaltis fueron los encargados de decidir la final tras acabar 1-1 en el tiempo reglamentario. Los fallos de Radonjic y Morlanes, sumados al pleno rojiblanco dieron el trofeo al Athletic.

El Athletic salió al campo con ganas de imponer su superioridad técnica sobre el terreno de juego y muy pronto Nico Williams, uno de los jugadores más activos de 'los leones', se encargó de meter miedo a Greif, el portero bermellón. Una situación que se repitió a los pocos minutos, con el extremo forzando un córner a favor de su equipo tras una jugada de peligro.

Mientras, el Mallorca aguantó el chaparrón durante los diez primeros minutos a la espera de que escampara. Ahí fue cuando los isleños encontraron su primera ocasión, un disparo lejano con poco peligro. Mientras tanto, el Athletic siguió con el mismo planteamiento ofensivo. Cerca estuvo Guruzeta de encontrar petroleo con un disparo que se encontró con Greif.

Dani Rodriguez del RCD Mallorca celebra el gol que adelantaba a su equipo ante el Athletic | EP.

Entonces, el Athletic sintió miedo por primera vez: Muriqi recibió en una zona, a priori, poco peligrosa pero supone poner en apuros a Agirrezabala. La ocasión espoleó a los bermellones, que volvieron a probar suerte por medio de Copete. Pero el que encontró petróleo fue Dani Rodríguez con un potente disparo desde fuera del área tras una serie de balones rechazados en el área del Athletic. Un tanto que sirvió para hacer soñar al Mallorca con llevarse su segunda Copa del Rey veintiún años después.

El gol no cambió el guión del partido, con un Athletic ligeramente superior al Mallorca y que no dejaba de mirar hacia la meta rival. Guruzeta fue uno de los jugadores más peligrosos junto a Williams, que anotó al filo del descanso pero fue anulado por fuera de juego. El tanto fue el prólogo de una serie de ocasiones del Athletic que buscaron irse al descanso con tablas, algo que no resultó posible.

La segunda parte comenzó con susto. A los pocos segundos del pitido inicial, un balón largo hacia Larin terminó con el delantero lanzando un potente disparo que detuvo Agirrezabala. Fue el único destello de un Mallorca que se desdibujó ante un Athletic liderado por Nico Williams y con las ideas muy claras. El extremo fue el encargado de dar medio gol a Sancet: recuperó un balón en zona peligrosa e infiltró un pase raso para que el delantero definiese con un potente disparo.

Sancet tras empatar el encuentro que a la postre permitiría a su equipo disputar la tanda de penaltis

El gol hizo titubear a los bermellones y pareció inclinar el campo hacia la portería defendida por Greif. Cerca estuvieron los de Bilbao de hacer el segundo en varias ocasiones gracias a una enorme superioridad, pero el acierto defensivo del Mallorca o la imprecisión de 'los leones' mantuvieron estático el marcador. La más clara, una vez más, fue de Nico: pisó línea de fondo, tiró un caño y puso un gran balón raso al área pequeña que pasó entre las piernas de su hermano Iñaki.

Tras quince minutos de sufrimiento, el vasco Aguirre decidió que era necesario cambiar la situación. Lo hizo con un doble cambio conservador que sirvió para quitar un delantero y añadir un centrocampista. Esto resucitó de manera casi inmediata al Mallorca, que consiguió ganar metros y sufrir menos cerca de su área. El encargado de avisar de que los bermellones no estaban muertos fue Antonio Sánchez, aunque sin acierto.

El despertar mallorquín no fue un espejismo y consiguió igualar las tornas ante un Athletic que, aunque con más problemas, siguió llevando la voz cantante. La igualdad fue la tónica general durante el final del tiempo reglamentario salvo un par de sustos: un disparo lejano de Vivian que puso en apuros a Greif y un centro lateral que cerca estuvo de encontrar rematador.

La primera ocasión de la prórroga la tuvo el recién ingresado Iker Muniain, que no acertó con su volea y mandó el balón a las nubes. Fue una de las pocas ocasiones en una prórroga atascada y algo bronca debido al cansancio acumulado en las piernas de ambos conjuntos. Unos factores que solo podían conducir hacia un lugar: la tanda de penaltis. Pese a ello, el Athletic lo intentó: la más clara la tuvo el omnipresente Nico, cuyo disparó fue desviado 'in extremis' por Maffeo.

Después, llegaron los penaltis y lo demás ya es historia: el Athletic no falló desde los once metros y puso toda la presión sobre los tiradores del Mallorca. Pese a que Muriqi lanzó el primer penalti de forma sobresaliente, Morlanes primero se topó con Agirrezabala y Radonjic después chutó por encima del larguero.

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