Esta película ya creemos haberla visto. "Es una derrota que duele y que nos pone una vez más en una posición difícil". El déjà vu de Pau Gasol fue el de todos los que alguna vez hemos presenciado a una selección española entrenada por Sergio Scariolo entramparse en las primeras fases de un gran torneo, sudar para salir del barro... y terminar campeonando.
De hecho, sólo el camino del EuroBasket de Lituania fue más o menos plácido. En los restantes eventos en los que España participó bajo la pizarra del de Brescia, el panorama en las primeras fechas fue similar. Tanto como para que se tradujese en cuatro de seis derrotas posibles en los duelos inaugurales que van desde el Europeo de 2009 hasta el primer partido del torneo olímpico de Río 2016.
Por ello, muchos relativizaron el tropezón contra Croacia. España ha usado tantas veces la fase de grupos como puesta a punto auténtica (mientras sesteaba en la gira de preparación, venciendo con piloto automático) que casi todos están convencidoss de que los nubarrones se irán, el plantel evolucionará de menos a más y acabará en su pico de forma real durante los cruces. Sin embargo, ciertas señales del debut olímpico de la selección han preocupado a quienes hilan más fino.
El principal es el ataque. España está desnuda cuando Pau no demanda la bola, y sólo Mirotic espera tras el arco buscando un alma caritativa que le doble una pelota para anotar. Otra opción válida debería ser el tándem Llull-Rodríguez. El primero, ya lo sabemos, funciona a chispazos de inspiración; y el segundo, que mejora a Ricky (no es complicado si el de El Masnou continúa tan romo), no encuentra un rendimiento prolongado que se asemeje al del base que ha dominado en Europa.
Hay un vacío de poder entre una generación dorada a la que pesan las piernas (ay, Navarro; ay, 'Calde') y unos jóvenes que no se deciden a tomar las riendas (o no les dejan: véase Abrines). Con un juego ofensivo tan pobre, España da vida a sus rivales. Nadie mira aro y el contrincante, por mucho que sea peor, se crece si encadena un parcial que le meta en el partido.
"El equipo está unido, como siempre -declaraba José Manuel Calderón, al que la prensa buscó tras no disputar ni un minuto en el debut-. Y con ganas de que llegue mañana, para intentar hacerlo mejor. Respecto a lo de los cero minutos, quiero decir que yo vine aquí con un rol que sé cuál es desde el principio. Y, al contrario: estoy encantado de estar aquí para ayudar, estar preparado para cuando haga falta. Y no hay que crear ninguna polémica de nada".
Los de Scariolo necesitan soluciones para enriquecerse ofensivamente y enfrente tendrá a un rival poco cómodo para una rehabilitación. Herido tras un debut poco acertado, Brasil preparará una caldera para intentar hacer zozobrar a una España con vías de agua preocupantes. Peligro.