Camerún se vengó de las dos finales que le había ganado previamente Egipto y se adjudicó su quinto título continental al derrotar al plantel dirigido por el argentino Héctor Cúper, que volvió a perder una final, tras un intenso partido disputado en Libreville, capital de la anfitriona Gabón.
Un gol de Vincent Aboubakar (Besiktas) en el minuto 87 acabó con la racha invicta de 'Los Faraones', ausentes de la fase final desde que ganaran el torneo en 2010 y que no habían perdido un solo partido desde que les venciera Argelia en la fase de grupos de 2004.
La derrota deja con la miel en los labios a dos hombres que se van de Gabón sin lograr sendos récords: amarrado al estigma de segundón, Cúper no pudo igualar la proeza del único latinoamericano en alzar la copa de África, el brasileño Otto Gloria, que lo logró con Nigeria en los ochenta.
El técnico argentino acumula, además, otra final perdida; la sexta, tras llegar a la última instancia sin éxito en la Copa del Rey 1998 (Mallorca), la Recopa de Europa 1999 (Mallorca), las Ligas de Campeones 2000 y 2001 (Valencia) y la Copa de Grecia 2010 (Aris).
El otro, un Essam El-Hadary, longevo guardameta egipcio, que se queda sin su quinto título continental africano y sin el honor de ser el jugador de más edad en lograrlo (44 años).
Por contra, el torneo consagra al belga Hugo Broos, que se anota su primer título africano, y da un espaldarazo a una selección joven, en transición, que no llegaba como favorita debido a la decisión de algunas de sus estrellas de quedarse en Europa y privilegiar sus carreras de club.
Aun así, los 'Leones indomables' se han mostrado como un equipo sólido, fajador, potente en lo físico sin renunciar a la calidad que le han dado hombres como su capitán, Benjamin Moukandjo (Lorient), Jacques Zoua (Kaiserslauten) y el propio Aboubakar, que volvieron a completar un gran partido.
Y eso que la final se puso de cara para los de Cúper muy pronto: alcanzado el minuto 21, Mohamed Elneny (Arsenal), que volvía al once titular tras perderse las semifinales y los cuartos, aprovechó un pase de su cómplice Salah (Roma) para batir casi son ángulo al portero del Sevilla Atlético Fabrice Ondoa.
A partir de ahí, el duelo discurrió por los cauces esperados: los cameruneses no se descompusieron y siguieron empujando en ataque mientras Egipto esperaba atrás, solidario y bien colocado, en espera de sorprender a la contra.
Los de Broos, sin embargo, pronto sufrirían un nuevo revés, esta vez en forma de lesión: en el minuto 31 tenía que dejar el terreno de juego Adolphe Teikeu (Sochaux), uno de sus baluartes defensivos, al que sustituiría un afortunado Nicolas N'Koulou (Olympique de Lyon). Aun así, los cameruneses gozarían de tres ocasiones en las botas y la cabeza de Zoua, Christian Bassogog (Alborg BK) y Sebastien Siani (Oostende).
La segunda mitad empezó con la misma tónica, con los cameruneses más decididos a buscar el empate y con los egipcios, que comenzaban a sentir el esfuerzo físico que exige una estrategia basada en la presión y el achique de espacios, capeando el temporal.
La mayor ambición de los a la postre campeones tuvo su fruto en el minuto 59 gracias a un poderoso remate de cabeza a la salida de un córner de N'Koulou, que hallaría el camino hacia la meta de El-Hadary.
A partir de ese momento, Camerún sumó convicción y el cansancio se unió al mazazo en el cuadro de los egipcios, a los que Cúper trató de reanimar con la entrada enseguida de la joven promesa del Stoke City, Ramadan Sobhi.
Sin embargo, sería otro hombre salido de refresco del banquillo el que sentenciaría el partido: Aboubakar, que ha sido el jugador número doce preferido de los 'Leones indomables' cazó un balón largo en el borde del área, se revolvió entre dos defensas y cercenó por bajo los sueños de El Hedary, de Cúper y del resto de los egipcios.
La victoria otorga a Camerún una venganza servida en plato frío tras las derrotas en las finales de 1986 y 2008 y lleva el quinto título a sus vitrinas. Egipto, por su parte, pierde la segunda final de las nueve que ha disputado, la primera desde la que no pudo ganar a Etiopía en 1962, entonces aliada a Siria en la llamada "República Árabe Unida" (RAU).