José María Olazabal, el español y director de Europa en la Ryder Cup, tiene ya un problema, tras ver cómo sus jugadores perdían en la primera jornada del viernes por 5-3, pero también una solución: aún quedan otros 20 puntos por repartir en el campo de Medinah (Chicago).
El primer asalto, que llevará su análisis para Olazabal, cayó claramente del bando local. En Europa, los huesos duros de roer perdieron casi en mayoría, mientras que de los estadounidenses sólo Tiger Woods se acostó dolido por sus dos derrotas en otros tantos partidos.
Los jóvenes valores, el liderazgo de Phil Mickelson y un público proclive al jaleo y a la algarada levantaron al golf estadounidense, que anhela esta Ryder Cup después de la frustrante derrota de hace dos años en Gales. Tiger perdió sus dos partidos, y la cuestión sería tenebrosa de no ser porque sus compañeros debilitaron al resto de europeos. Keegan Bradley, un 'rookie' en las labores de defender los colores de la bandera de las barras y estrellas, fue un complemento perfecto para el zurdo Mickelson (nueve Ryder a sus espaldas). Entre el novato y el veterano se 'cargaron' al español Sergio García y el inglés Luke Donald, los hasta entonces imbatidos en 'foursomes'. La pareja norteamericana ganó cuatro hoyos consecutivos en los nueve segundos para una victoria por 4 y 3 frente a García y Donald.
El torpedo dio en la línea de flotación del buque europeo, como también hizo blanco la victoria, ya por la tarde, de estos dos gigantes estadounidenses frente a los 'Súper Mc", Rory Mcllroy (líder mundial) y Graeme McDowell. Los norirlandeses venían de ganar por la mañana y su halo se esfumó frente a Keegan y Phil, por 2 y 1 (dos hoyos de ventaja y uno por jugarse).
Para mejorar las cosas al otro capitán, Davis Love, y empeorar las de Olazabal, Bubba Watson debutó en Medinah como un meteoro junto al 'rookie' Webb Simpson. Sus 'putts' no paraban de entrar en el agujero. Después de 8 hoyos, la ventaja de los estadounidenses era de seis arriba. El litigio estaba casi concluido.
A Europa le salvó que Ian Poulter con otro inglés, Justin Rose, arrancaron el último punto de la mañana. Y que Rose y el belga Colsaerts, el único debutante europeo en esta Ryder Cup, dieron mejor vida en el hoyo 18 y en el último partido de la tarde a Tiger y Stricker.
Europa tiene ahora la tarea de remontar, y Olazabal la de recomponer sus parejas que, en la peor lectura del día, quedaron muy tocadas por la formidable lección de golf y en medio de un ambiente de mucha presión para los visitantes del viejo continente.