LeBron James ha superado la barrera de los 39.000 puntos en la NBA, un hito sin parangón en la historia del baloncesto. Novak Djokovic ganó el pasado domingo su séptima Copa de Maestros, y hace 15 días su cuadragésimo Masters 1000. Cristiano Ronaldo, a sus 38 años, y pese a estar en una liga menor, pelea con Haaland por ser el máximo goleador del 2023. Fernando Alonso, que podría estar retirado y viviendo de las rentas, emocionó a todo un país con su lección magistral en Brasil.
El más joven de todos ellos es el serbio, que en mayo cumplió 36, pero como este cuarteto hay muchos más ejemplos. ¿Por qué los deportistas de élite tienen una vida tan larga? Hasta hace no mucho, que un deportista mantuviese el nivel pasados los treinta años era ya una anomalía, pues el ritmo infernal de la élite acababa con todos.
Varios factores explican la aparición de estos 'homo novus'. El primero, y más evidente, la profesionalidad. Salvo excepciones, el perfil medio del deportista rezuma compromiso consigo mismo y su equipo. Bien sea un juego colectivo o individual. Puede sonar evidente, pero la exigencia empieza con uno mismo, escalón previo a cualquier ascenso a la cima de tu modalidad.
Los avances médicos, unidos al impulso de la tecnología, han revertido por completo las herramientas que los equipos pueden usar para mejorar y alargar la vida de los deportistas. Se han tecnificado los entrenamientos, mejorado la nutrición y ahora se trabaja 24/7 con entrenadores, nutricionistas y fisioterapeutas personales. La inversión en figuras contratadas en el entorno del jugador ha incrementado, lo que luego revierte los frutos a modo de éxitos pasados los años.
Ya hubiera sido un éxito el haber alargado la vida de los jugadores de élite sin más, pudiendo vivir y trabajar más años, pero es que encima les ha garantizado mantener su nivel durante, al menos, dos lustros más, unas cifras que a principios del siglo XXI sonaban más a fantasía que a realidad inminente.
Djokovic, LeBron, Cristiano y Alonso siguen mandando
Carlos Alcaraz, comandante de la nueva generación de tenistas que ha derribado por fin la puerta, vio el pasado sábado como Novak Djokovic, otra vez, le dejó sin premio en la temida pista dura. Y es que por el serbio no pasan los años, pues mantiene intacta el hambre competitiva y las ganas de ser el mejor tenista que jamás ha pisado una cancha. Salvo problemas muy excepcionales con el codo, la salud física del serbio ha sido sobresaliente. En parte por su genética y por el cuidado extremo que lleva de su alimentación y entrenamiento.
Las lesiones son el gran problema del deporte, pues pueden minar la carrera profesional de una persona hasta terminar con ella. Todos conocemos decenas de promesas que se han quedado por el camino a causa de esto, o a campeones en el momento álgido de sus vidas que perdieron el ritmo por una mala recuperación. Nada de esto ha afectado a LeBron James, quien ha cumplido con el sagrado deber que el baloncesto había impuesto en sus manos. Apodado The Chosen One en su más tierna adolescencia, el Quijote de Akron lleva 21 temporadas en la NBA sin más lesiones que unos problemas musculares en la ingle en la temporada 2018/2019, que le tuvo apartado de la competición 17 partidos.
El 30 de diciembre cumplirá 39 años, los cuales ha empezado a celebrar alcanzando los 39.000 puntos, una cifra que estará largamente por encima de los 40.000 cuando se retire, haciendo imposible que nadie más pueda alcanzarlo. Solo los deportistas más longevos consiguen hazañas imposibles. En la propia NBA, los 3 principales récords están a salvo por los siglos de los siglos. El de puntos, propiedad de James, perdurará muchas décadas. El de asistencias y robos, que atesora John Stockton, se antoja aún más complicado que alguien pueda asaltarlo.
Espartano en su dedicación, LeBron cuenta con un ejército de preparadores a su lado, que diseñan una rutina de entrenamiento y cuidados que nadie más posee en la liga. Mike Mancias, entrenador personal del alero desde su entrada en la NBA, ha conseguido que James llegue a los 39 años sin un gramo de grasa y con físico más propio de alguien que acaba de cruzar la treintena.
Tal es su dedicación, que LeBron es de los pocos deportistas de élite que puede permitirse, muy entre comillas, comer lo que él quiera. Gran aficionado del vino y los dulces, el 23 se permite algún que otro capricho culinario.
En la escuela de hoplitas donde estudió LeBron James también lo hizo Cristiano Ronaldo. El astro portugués, tras una inmaculada carrera llena de éxitos y títulos, decidió poner rumbo a Arabia Saudí para firmar su jubilación dorada. Aunque el nivel de la liga saudí es ínfimo, eso no le ha impedido seguir rindiendo y marcando goles importantes en las diferentes competiciones. Con la Eurocopa 2024 entre ceja y ceja, CR7 apura sus últimos compases de vida profesional dándolo todo.
Por último, Fernando Alonso. El piloto asturiano, a sus 42 años, sigue siendo una de las referencias entre sus compañeros de profesión por su amplío conocimiento del mundo del motor y la profesionalidad que atesora. Aunque la Fórmula 1 es un deporte de motor donde la calidad del coche tiene una trascendencia fundamental, eso no ha impedido a Alonso firmar una gran campaña en Aston Martin. La mejor prueba son los ocho pódiums cosechados en 2023, donde destaca su tremenda actuación en el circuito de Interlagos hace unas semanas.
El deporte de élite, como estamos viendo, ha dejado de ser cosa de jóvenes y empieza a dar cabida a jugadores de más edad. El cuidado y competitividad lleva a los mejores a un escalón otrora inimaginable. La soledad del corredor de fondo.