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Los vikingos invaden la ribera del Pupas en la despedida del Calderón de Europa

Último partido del coliseo rojiblanco en competiciones europeas con el Atlético encomendado a la épica para remontar ante el Real Madrid el 3-0 de la ida. 

  • El Vicente Calderón se despide de Europa en un derbi con pedigrí.

El Vicente Calderón se despide de Europa. No habrá más Champions "en la ribera del Pupas", que diría Sabina, adonde llegan los vikingos de Concha Espina para sellar su billete a Cardiff. El partido más emotivo ante el rival más odiado. 

Será el último de muchos derbis en el Manzanares. Un partido en el que el Atlético echará otro órdago a lo imposible. Su especialidad. Destino de un cholismo con cierto aire masoquista que hasta en la victoria tiñe el placer de sufrimiento rojiblanco. Nada invita al optimismo y ese es el principal argumento atlético. Esa remota opción que alimenta el corazón de los atléticos. Un modo de vida.

El Real Madrid llega con Sergio Ramos sacudiéndose la arrogante etiqueta que le cuelgan desde el Calderón. "No nos hemos criado todos en Beverly Hills", apunta el de Camas aspirando eses mientras recalca sus orígenes de barrio. El capitán blanco tiene claro que el infierno rojiblanco se apagará si marcan un gol, porque eso obligaría al Atlético a meter cinco al Real Madrid. 

Cinco goles son demasiados para este pretencioso Atlético que en septiembre se miraba al espejo y veía a Brad Pitt y hoy se reconoce en Jorge Sanz. La voluntad te puede llevar ante una mujer despampanante, pero es el talento el único arma para seducirla. Y más allá de Griezmann, este equipo no embelesa en los espacios cortos. El Atlético de Simeone es más carnal que erótico. Más explícito que sugerente. Más de una Mahou con Sabina que de un don Perignon con Plácido Domingo. 

Por eso saltará al césped tocando a zafarrancho. Llevando el partido más a lo emocional que a lo táctico. Un partido huracanado abrazado a la épica, el escudo y el Calderón. Y un prólogo cargado de mensajes, tuits y hashtags que firmaría el mismísimo Paulo Coelho, empezando por la primera declaración del Cholo: "Tenemos un partido imposible para muchos, pero no para el Atlético de Madrid". Más allá de la mística, los locales deben golear y no recibir ningún tanto.

En las hordas rojiblancas la única duda es el eterno dilema de Simeone esta temporada, el acompañante de Griezmann: el revolucionado Gameiro o el otoñal Torres. En las filas blancas Isco completará la medular con Asensio listo en el microondas.

Pase lo que pase deportivamente, esta noche el Calderón se despide de Europa. Y lo hará de castizas maneras, con este derbi chulapo que domina el fútbol continental en el último trienio. Echa el telón un escenario emblemático en el que han crecido generaciones de atléticos que han reído y  llorado, sufrido y disfrutado. Pero por encima de todo, un estadio en el que se ha forjado la identidad de un equipo que mira con orgullo a su escudo más allá del resultado. Y una afición que entonará a partir de ahora con más fuerza aún esos versos de Sabina que dicen "Paseo de los melancólicos, Manzanares cuánto te quiero".

Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Savic, Godín, Filipe; Carrasco, Gabi, Saúl, Koke; Griezmann y Gameiro o Torres.

Real Madrid: Keylor Navas; Nacho, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Modric, Isco; Cristiano Ronaldo y Benzema.

Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía).

Estadio: Vicente Calderón.

Hora: 20.45.

 

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