El país de mitos como Emerson Fittipaldi, Nelson Piquet y, sobre todo, Ayrton Senna, está que trina. Brasil rumia su indignación por lo sucedido durante el GP de Australia con su único representante en la máxima categoría del automovilismo: Felipe Massa. El piloto de Ferrari realizó una gran primera carrera del Mundial 2013, pero una maniobra estratégica de la escudería italiana desde el muro benefició claramente a su compañero Fernando Alonso, que acabó segundo, perjudicando sin duda a Massa, cuarto en la línea de meta.
El propio Massa lo explicó, visiblemente enfadado, nada más concluir la prueba: "Me molestó que Fernando parase antes que yo. Eso ha condicionado mi carrera y he perdido posiciones". Y añadió: "No puedes estar contento del todo cuando luchabas por ganar y terminas cuarto. Es un inicio positivo, pero hemos fallado en la segunda parada. Parecía pronto cuando Fernando ha entrado, pero era lo correcto: él ha pasado a dos coches y yo he perdido dos posiciones".
Esa fue toda la protesta de Massa, pero no la de sus compatriotas. La noticia de esta decisión de Ferrari publicada en varias webs especializadas de Brasil tiene centenares de comentarios, muchos de ellos críticos con el piloto, pero la mayoría con el equipo italiano y con la propia F1.
No son pocos los que reconocen que su paisano Felipe no está a la altura de Alonso como piloto, pero la mayoría se sienten heridos en el orgullo nacional. El argumento básico es que la decisión de Ferrari de adelantar la entrada a boxes de Alonso en la vuelta 18, cuando iba detrás de Massa y era incapaz de pasarlo en pista, fue demasiado descarada y sobre todo, difícilmente comprensible en la primera cita del Mundial.
Ferrari ha enviado un mensaje diáfano del papel secundario de Massa en el equipo, y en Brasil no gusta. Los hay que comparan a Felipe con Barrichello, otro brasileño que ejerció de escudero de Schumacher en la escudería roja, pero le piden que tenga al menos algunos de los ataques de coraje que en su día protagonizó 'Rubinho'.
Los aficionados más temperamentales aseguran que no volveran a ver una carrera de F1 en mucho tiempo, le echan la culpa de la primacía de Alonso al poderoso patrocinio en Ferrari del Banco Santander -entidad muy importante en Brasil-, pero lo de verdad preocupante es el sentimiento de rechazo contra la F1 como el deporte que parece germinar en los seguidores del país suramericano.
Sin un referente victorioso al volante de un coche ganador, los brasileños más exaltados abogan por un boicot más o menos activo a la Fórmula 1 si en futuras carreras Ferrari sigue "humillando" a Massa y con ello "a toda una nación".