"Con el nuevo gobierno, lo que se quiera". Este mensaje que envió Víctor de Aldama casi al inicio de la legislatura de Pedro Sánchez ha terminado por sacudir los cimientos de Moncloa. El comisionista, convertido en epicentro del conocido como caso Koldo, ha puesto en la picota al presidente del Ejecutivo, su mujer, Begoña Gómez, siete ministros, y al secretario de organización del PSOE y todo ello en apenas 120 minutos de reloj. Aldama convirtió una petición de confesión en una declaración de alto voltaje que finiquitó con un mensaje claro: seguirá tirando de la manta.
Con semblante tranquilo y sereno, este conseguidor comenzó pasadas las 10.00 horas del jueves una comparecencia en la que quiso demostrar que él no pasaba por Moncloa ni acudía a los pasillos del Ministerio de Transportes para sus chanchullos. Al contrario, él se desplazó a México para abrir líneas de negocio con España, viajó a Venezuela para acercar posturas con Juan Guaidó, preparó la visita de Delcy Rodríguez ante el "cabreo" de Nicolás Maduro con el Gobierno y hasta departió con Teresa Ribera sobre cómo repoblar la España vaciada.
Fueron 120 minutos en los que su abogado, el penalista José Antonio Choclán, le marcó el ritmo de todo lo que tenía que decir, siempre con el foco puesto en que Moncloa le requirió para todas estas actuaciones. De hecho, arrancó su confesión voluntaria desmintiendo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre la famosa foto que ambos se tomaron en un acto del PSOE en febrero de 2019. "Yo quiero aclarar algo. Yo no participo en un acto. A mi me hacen ir a un acto del Partido Socialista para hablar con el presidente porque el presidente quería conocerme y hablar conmigo", expuso en su primera parte del interrogatorio.
Requerido por Moncloa
Aldama explicó que Sánchez le felicitó por facilitar en México la adjudicación de un megaproyecto en La Riviera Maya y que, en esas mismas fechas, tuvo que viajar a Venezuela para acercar posturas con el vicepresidente de la Internacional Socialista, Henry Ramos. El motivo, siempre según su testimonio, residía en el interés del Gobierno de que Sánchez llegara a presidir esta organización. Se trató de una misión que no se la encomendaron a la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González-Laya, porque le dijeron que "no sabía dónde tenía la mano derecha o izquierda".
Con todo, su testimonio sobre la visita de Delcy Rodríguez a España es el que más salpica a Moncloa. Para empezar, Aldama dejó claro que todos estaban al tanto de esta visita furtiva que tantas veces se ha negado. "He escuchado que el día que llegaba la vicepresidenta (Delcy Rodríguez) a este país, el Gobierno de España no estaba enterado de eso. Eso es incierto. El Gobierno de España estaba enterado tanto por el presidente como por el señor Marlaska y por el señor Ábalos", argumentó.
Sobre la anotación "cena con M" que incluyó en la agenda planificada para Delcy, Aldama dijo que se refería a los miembros del Ejecutivo. "Los ministros que iban a acudir a esa cena eran el señor Marlaska, la señora Teresa Ribera, el ministro Illa, la ministra María Jesús Montero, Ábalos y el presidente", expuso. Ante la insistencia de su abogado, Aldama se afanó por aclarar que todos estaban enterados de estos planes y que incluso el Ministerio del Interior había activado la vigilancia en la mansión donde se iba a quedar y también en la Embajada de Venezuela en España.
Misión: la libertad
Además de estos ministros, Aldama señaló a Nadia Calviño -por las reuniones celebradas en el verano de 2020 para rescatar Air Europa- y también a la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero. A ella le mencionó cuando dijo que su jefe de gabinete, Carlos Moreno Medina, iba a cobrar una de las mordidas por hacerles una gestión en el Ministerio. En concreto desveló que se le había reservado una partida por mediar a favor de una compañía a la que iban a embargar. "Se hizo la gestión. Moreno nos dijo que antes de hacer ningún movimiento iba a hablar con su jefa", apuntó, en referencia a la también vicepresidenta del Gobierno.
Precisamente, el capítulo del reparto de dinero en metálico fue especialmente importante. En estas confesiones dejó claro que Koldo García y José Luis Ábalos cobraron del orden de 200.000 y 400.000 euros, respectivamente, por las actividades de la trama. Preguntado específicamente por si alguien más percibió metálico de la red, Aldama señaló al actual ministro de Política Territorial, Víctor Ángel Torres, y al 'número dos' del PSOE, Santos Cerdán. Del primero dijo que Koldo le pidió 50.000 euros para dárselo por los contratos de Canarias con la empresa de la trama para suministrar mascarillas, aunque éste se negó.
En relación con el secretario de organización del PSOE, fue más explícito. Al respecto dijo que se le dieron 15.000 euros en un sobre enfrente de un bar de Ferraz como "gesto" por haber usurpado su "terreno de los cupos". El cupo vasco, dijo, era de Santos Cerdán, y "había que hacer algo por contentarle" después de que se hubieran metido sin querer en la gestión de una licitación con una constructora.
Todos estos montos en metálico fueron a recogerlos, según los investigadores, a República Dominicana. En este punto Aldama confirma lo ya desvelado por la Guardia Civil acerca de que en 2021, tras el pelotazo de las mascarillas, el hermano de Koldo, Joseba García, hizo varios viajes al país centroamericano. La finalidad de los mismos sería traer efectivo.
Aldama, que dijo que fue confidente de la Guardia Civil, remató su relato implicando a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y a Begoña Gómez. De la primera dijo que mantuvo varias reuniones en el marco de un proyecto para convertir la España vaciada "en pueblos temáticos". Para ello iba a participar Wakalua, filial de Globalia, en la que está implicada la mujer del presidente del Gobierno. A tenor de este proyecto celebraron, al menos, un encuentro.
Guerra abierta con Ábalos
De esta forma, el empresario cerró una declaración especialmente grave, que completó dejando clara su total colaboración con la Justicia. Tras la misma, su defensa activó los mecanismos para conseguir lo que venían buscando con su confesión: la libertad provisional. De hecho, remitió un escrito al juez que le investiga por la trama de hidrocarburos informando de estas confesiones y de su intención de tirar de la manta también en esta causa sobre corrupción con el fuel. La consecuencia de este ofrecimiento fue directa, puesto que en la misma tarde del jueves la Fiscalía Anticorrupción pidió su libertad condicional y, ya entrada la noche, la acordó el juez Santiago Pedraz.
No obstante, le retiró el pasaporte y le obligó a comparecer semanalmente. Eso sí, se le reconoció su intención de colaborar con la Justicia y su derecho de defensa. El auto del juez incluso apuntó a la necesidad de que no siguiera en la prisión en la que ingresó el 10 de octubre, para "evitar cualquier riesgo de presión" derivado de su inédito interrogatorio. A su salida de Soto del Real, Aldama ya lanzó un aviso a navegantes y respondió a las declaraciones efectuadas horas antes por Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno dijo que era un "personaje" y "presunto delincuente" y éste le respondió que iba a poner sobre la mesa las pruebas "de todo".
Así las cosas, estas confesiones no solo han causado un terremoto en Moncloa. En el mismo procedimiento han provocado un giro de 180 grados, puesto que hasta ahora el foco se ceñía a los contratos de mascarillas. Sin embargo, ahora Moreno tiene en su mano tirar del hilo de lo declarado y abrir líneas de investigación que salpican de lleno al Gobierno de Sánchez. En caso de acceder a ello, se tendría que demostrar si lo relatado por Aldama es cierto y si, al margen de ello, tiene relevancia penal.
Mientras tanto, las defensas del caso ya afilan los colmillos. El primero en reaccionar ha sido José Luis Ábalos, quien ha dicho que es categóricamente falso todo lo relatado ante el juez. Las acusaciones, por su parte, aprovecharán su relato para pedir que se llegue hasta el final en esta trama de corrupción, que salpica al núcleo duro y familiar del presidente del Gobierno.