Una figura de talla mundial como Schumacher y un percance prolongado como el grave accidente de esquí que sufrió el pasado 29 de diciembre en los Alpes franceses se han convertido en los ingredientes precisos para destapar lo peor del actual periodismo y lo más bajos instintos que habitan en las redes sociales y en algunos humanos.
El hepatacampeón del mundo de Fórmula 1 se golpeó la cabeza y desde entonces permanece en coma, ingresado en un hospital de la ciudad gala de Grenoble.
Los primeros días fueron más o menos tranquilos porque los medios de comunicación esperaban pacientes los partes médicos oficiales de los médicos que tratan al germano.
Hubo una lamentable excepción, la de un periodista o fotógrafo que se disfrazó de cura e intentó colarse en la UVI para hacerle unas fotos a Schumacher.
Sin embargo, en cuanto el coma de Michael se prolongó y no hubo cambios, los comunicados oficiales desaparecieron y su vacío lo llenan de vez en cuando los bulos, rumores y especulaciones, que aventados por las redes sociales circulan por todos los paises del mundo a más velocidad de la que pilotaba el propio Schumi.
En las primeras horas posteriores al accidente algunos mataron a Schumacher en Twitter. Después, confirmado el coma, muchos le han desahuciado para siempre condenándole a un estado vegetativo y otros se han recreado en las supuestas secuelas del coma.
Sin embargo, hace tres semanas, la portavoz de la familia, Sabine Kehm, desveló que había "signos esperanzadores" en el estado del alemán.
Con esa perspectiva más optimista los bulos catastróficos son menos creíbles, así que este viernes vio la luz un rumor "positivo" que aseguraba que Schumacher había despertado del coma. Para dar veracidad al mismo citaba a la propia Sabine Kehm y a la televisión germana RTL.
Twitter hizo rodar la bola y esta corrió de país en país hasta que la agencia de noticias alemana DPA lo desmintió de forma categórica.
La bajeza humana no es nueva, es contemporánea al hombre, pero lo que nunca había proliferado tanto y tan rápido son las miserias de un oficio, el periodismo, en el que lo más importante es ser el primero en dar la noticia. Aunque esta no exista o sea mentira.
