Hace semanas que Florentino Pérez decidió que Mourinho no seguirá la próxima temporada en el Real Madrid. Ya nada le hará cambiar de opinión al presidente, quien, según cuentan quienes le tratan a diario, está obsesionado con el técnico portugués. Florentino puede estar hablando de otro tema que no tiene nada que ver con el fútbol, pero en cuanto le viene a la cabeza Mourinho, empieza a despotricar contra él.
Ni siquiera la consecución de la ansiada décima Copa de Europa le haría cambiar de opinión. De hecho, Florentino no tiene ninguna comunicación con el entrenador luso. José Ángel Sánchez, director general del club, es quien hace de contacto entre ambos. Además, las encuestas que maneja el presidente, y a las que tanto crédito otorga, evidencian una caída de la popularidad del luso entre la afición.
La victoria en el derbi no ha deformado la realidad. El ciclo de Mourinho tiene fecha de caducidad el 30 de junio y así lo saben en la zona noble del Bernabéu. Independientemente de los malos resultados de este inicio de temporada, en el Bernabéu se han cansado de los reproches, los desprecios y los caprichos del portugués. De los incontables numeritos organizados por Mourinho desde que llegó en mayo de 2010, hay cinco que escuecen especialmente a Florentino:
1. Está harto de sus bravuconadas cada vez que tiene un mal resultado. Más que las derrotas, que también, a Florentino le molestan las reacciones de Mourinho cuando su equipo no gana. El show del sábado antes del derbi ha sido el último. El presidente considera que actitudes así están poniendo en peligro el prestigio del Real Madrid. A Pérez le ha costado darse cuenta, pues hasta la pasada temporada era el primero que defendía las formas de Mou.
2. Sus reiterados pulsos a la afición. A Pérez tampoco le gusta la ligereza con la que el entrenador reprocha a la afición su actitud. El público es soberano y al presidente le desagrada ver cómo el luso critica la forma de manifestarse o de animar del público del Bernabéu.
3. Las nulas relaciones de Mourinho con la mayor parte de los empleados de Valdebebas, y que focaliza en el técnico del filial, Alberto Toril. Al contrario de lo que pareció durante su primera temporada en el club, cuando todo eran buenas intenciones, el luso lleva tiempo mostrando su peor cara con la gente del club. Ha convertido la Ciudad Deportiva en una fortaleza hermética de puertas hacia fuera, pero en el interior se agigantan las dudas, las cazas de brujas y las desconfianzas del entrenador hacia todo el mundo. Al margen de su propio equipo de trabajo y de Karanka, el técnico no tiene relación con nadie en Valdebebas.
4. Ha roto la conexión con la cantera. Mourinho utiliza a Karanka como emisario para dar órdenes a los técnicos de las categorías inferiores, además de como parapeto para evitar dar respuestas. Este es el nuevo papel de su segundo. "Lo siento, el míster dice que no tiene nada que hablar contigo", le traslada Karanka a Toril cada vez que el técnico del filial le requiere audiencia. Florentino también sabe esto y lo desaprueba.
5. El presidente tuvo que tragar con la salida de Jorge Valdano. El ex director general del club siempre fue y será una de las personas de confianza de Florentino y no le gustó que Mourinho impusiera su salida del club. El entrenador aprovechó un problema mal gestionado por Valdano, y que afectaba a un jugador representado por Jorge Mendes, para cobrarse la cabeza del argentino. Tras una semana de mucha tensión y de continuas reuniones entre José Ángel Sánchez, director general, y Mendes, representante de Mourinho, la dirección del club quedó exclusivamente en manos de Mou.
El escenario ha cambiado en el Madrid y Florentino ya no cederá a las peticiones de Mourinho. No está dispuesto a otorgarle más poder en áreas deportivas y extradeportivas, como le demanda a José Ángel Sánchez, e incluso tiene decidido que no seguirá. El presidente no le perdona unos pecados que considera capitales.