La junta directiva del Celta de Vigo decidió no acudir al palco del Camp Nou como protesta por el pase al Barcelona, el pasado verano, de un jugador de las categoría inferiores del conjunto celeste. Los representantes del equipo gallego vieron el partido desde otras localidades del estadio azulgrana, a pesar de los intentos del departamento de protocolo del club culé para que lo presenciaran desde los asientos presidenciales.
El culpable del embrollo, pese a que algunas voces apuntaban a la polémica invernal por el tira y afloja con Nolito, no fue alguien de la órbita del primer equipo olívico. El joven Anwar Mediero Rodríguez es el que se ha visto en el ojo del huracán.
El jugador, de origen etíope pero residente en Galicia desde su más tierna edad, estaba en categoría Infantil cuando La Masia le pescó. Adelantado por aptitudes futbolísticas a la plantilla del Cadete B barcelonista, es un extremo derecho con un gran potencial físico, velocidad y gol. Y un talento que en Vigo no perdonan haber perdido.