El pasado 27 de octubre, cuatro miembros debidamente uniformados de la Federación Española de Fútbol viajaron de Madrid a Bangkok en primera clase. Lo hicieron al frente de la selección de fútbol sala, que se encuentra disputando estos días el Mundial de Thailandia. El hecho de que los federativos viajaran en bussines class llamó la atención a algunos españoles que iban en el mismo vuelo, el TG 949 de Thai Airways. De hecho, una pasajera no se pudo contener y le dijo a uno de los directivos: "Qué bien les cuida a ustedes la Federacion, ¿verdad?", a lo que el directivo en cuestión dio un silencio por respuesta y se limitó a ocupar su asiento, junto a sus tres compañeros, concretamente en las plazas 1A, 2A, 3A y 3K.
La reacción de la pasajera en cuestión al ver el dispendio de los federativos españoles tiene su lógica teniendo en cuenta la delicada situación económica que atraviesa el país. Sin embargo, la de fútbol es la única federación que no recibe dinero público. De hecho, por segundo año consecutivo, su presidente, Ángel María Villar, ha rechazado la subvención que le correspondía recibir del Consejo Superior de Deportes. Otra cosa es que los directivos deberían apretarse el cinturón. Aunque solo sea para guardar las apariencias y no crear situaciones tan violentas como la del mencionado vuelo.
Los cuatro directivos que han viajado a Bangkog son el jefe de expedición, Laurentzi Gana, ex presidente de la Federación Vasca de Fútbol y actualmente responsable de las selecciones de fútbol de sala de la RFEF, Juan Abellán, representante de la Liga Nacional de Fútbol Sala, José Javier Saiz, secretario, y Antonio Escribano, presidente del Comité Nacional de Fútbol Sala.
La expedición española al Mundial la completan 14 jugadores, el seleccionador, Venancio López, un preparador físico, un preparador de porteros, un analista de video, un médico, un fisioterapeuta, dos encargados de material, un cocinero y un ayudante.
