"¿Tú crees que alguien de España nos apoyaba... al Getafe?", le preguntó de forma retórica Cala, defensa azulón, a un periodista minutos después de confirmarse el descenso del equipo madrileño tras perder en Sevilla ante el Betis.
El caso del Getafe Club de Fútbol resulta extraño, casi inaudito. Una entidad modesta, que ha sido capaz de sobrevivir en la élite pese a la alargada y cercana sombra de Real Madrid, Atlético e incluso Rayo Vallecano, despierta una antipatía generalizada. Excepto los profesionales que han pasado por su vestuario y algunas contadas excepciones, a nadie le ha dolido que el conjunto azulón haya caído al pozo de Segunda.
Ha estado doce temporadas ininterrumpidas en Primera, jugó la Copa de la UEFA (2007-08), la Liga Europa (2010-11) y ha sido dos veces subcampeón de Copa (2007 y 2008). Cualquier otro club humilde con ese currículum despertaría cierta simpatía, incluso admiración. El Getafe, no. ¿Por qué?
Buena parte de culpa de lo mal que cae el Getafe la tiene, paradójicamente, el mismo al que hay que reconocerle el mérito de la excelente trayectoria deportiva hasta este domingo: su presidente, Ángel Torres.
Torres siempre ha presumido de su condición de socio del Real Madrid, se ha valido de ello para lograr la cesión de jugadores sobrantes en Valdebebas, y eso le ha puesto al Getafe la etiqueta de entidad satélite del club capitalino. Con todo lo que ello conlleva.
El otro gran factor de la antipatía getafense, hay que reconocerlo, es la muy española envidia. Muchas ciudades, con clubes históricos y aficiones numerosas, llevan tiempo suspirando por aterrizar en Primera. Y durante estos doce años han visto con rabia que en uno de las privilegiadas plazas en la élite la ocupaba un equipo con pocos socios y que que cada vez que jugaba en casa lo hacía en un Coliseum Alfonso Pérez con las gradas semivacías. Y eso fastidia mucho.
Y es que Getafe es una ciudad de más de 200.000 habitantes, a menos de 15 kilómetros de la capital de España, lo que lleva a la mayoría de sus aficionados al fútbol a ser mayoritariamente y desde siempre del Madrid o del Atleti. Ahora -por cuestión de obligada vecindad- son, o dicen que son, del Getafe CF.
En esa línea, entrenadores, cuerpo técnico y futbolistas han estado de paso por el Getafe de Primera. Lo han visto como un buen escaparate para destacar en busca de otros destinos con mayor renombre y prestigio. Un desarraigo que tampoco ayuda a sembrar cariño.
Esos rasgos de cierta indefinición y artificialidad son los que convierten al equipo del sur de Madrid en objeto constante de mofa en las redes sociales. Esa falta de empatía ha hecho en las últimas horas del Getafe una víctima de la crueldad generalizada y sin piedad en las redes sociales:
Todo mejora cuando te acuerdas de que el getafe ha bajado
— david (@David_Gimenez17) May 16, 2016
https://twitter.com/atalayadeperry/status/732245536523321346
#Getafe pic.twitter.com/FHYP2wbd6p
— Antonio (@lord_ico) May 16, 2016
Me alegro Muchísimo de que el Getafe baje a segunda, pero ojalá no hubiera bajado el Rayo.
— corazón de cerveza (@davpolrob) May 16, 2016
El Getafe a segunda, a ver dónde narices juegan ahora los españoles que fiche el Madrid.
— Norcoreano (@norcoreano) May 15, 2016
Lo del descenso del Getafe me da pena sobre todo por su aficionado.
— Dios (@Sr_Dios) May 15, 2016
https://twitter.com/Solosiamonoi/status/732194531488243712
https://twitter.com/LuciaMonteroD/status/732238585290756102
Nadie llorará por el Getafe. El propio Cala lo resumió en su irónico y amargo discurso en la zona mixta del Benito Villamarín: "Había un hashtag (etiqueta), #SalvemosAlSporting. Bueno, pues lo hemos conseguido".