A la estela de Reino Unido y de Francia, el Gobierno de España ha entrado este lunes en la guerra del fútbol desatada tras el anuncio de los grandes clubes de Europa de crear una Superliga al margen de la UEFA. Y lo ha hecho comunicando que no apoyará la iniciativa, de la que forman parte tres equipos españoles, por entender que ha sido "pensada y propuesta sin contar con las organizaciones representativas de este deporte, tanto a nivel nacional como internacional".
Tras el terremoto provocado por el deseo de los grandes clubes de Europa de crear su propia competición y dar un vuelco al statu quo del fútbol mundial, el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ha mantenido reuniones este lunes con las partes más representativas del fútbol español y continental, como la UEFA, la RFEF y LaLiga, así como con los presidentes del Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid, los equipos nacionales que forman parte del proyecto como fundadores.
Ante ellos, ha defendido que "debe volverse a la senda del diálogo y del acuerdo en los ámbitos de decisión y organización a los que estos mismos clubes pertenecen para conseguir una solución pactada que sea conveniente al fútbol y al deporte, tanto a los organismos nacionales e internacionales como a los equipos, los profesionales y la afición en general".
"La liga española no puede perder valor, los clubes de la liga, también de Segunda y Tercera División, no pueden invisibilizarse", ha defendido Uribes antes de reiterar que hay que proteger a la selección española para que siga siendo competitiva y "favorecer un acuerdo entre todos". "Me parece que las amenazas, los planteamientos, digamos, que suponen un choque de trenes, no son buenos para el fútbol, ni para la afición ni para nadie", ha zanjado.
Oposición de los clubes de LaLiga
De esta forma, el Gobierno muestra su apoyo a la UEFA y a LaLiga, que este lunes ha dejado claro su oposición al proyecto, al considerar que supone una “competición secesionista y elitista” que “ataca los principios de la competitividad abierta y del mérito deportivo”, según ha manifestado el presidente de la patronal, Javier Tebas, que ha avisado también de que el proyecto tendría un impacto negativo en el resto de los deportes, ya que pondría en peligro el sistema de ayudas aprobado en el Pacto de Viana. "Se trata de un planteamiento egoísta diseñado para enriquecer aún más a los más ricos. Socavará el atractivo de todo el juego y tendrá un impacto profundamente perjudicial para el futuro inmediato de LaLiga, de los clubes que la componen y de todo el ecosistema futbolístico”, ha zanjado Tebas.
En paralelo a la posición de la patronal, la mayoría de las 17 entidades restantes de Primera División que la integran (exceptuando a Real Madrid, Barcelona y Atlético) y que se han quedado fuera de la Superliga, también se han manifestado por su cuenta, todos en contra.
Rechazo frontal de Reino Unido y Francia
Fuera de nuestras fronteras, el proyecto de la Superliga ha encontrado un rechazo frontal por parte del fútbol inglés, en el que diversos colectivos de aficionados se están organizando para protestar contra él. Una oposición compartida por el Ejecutivo británico, que ha criticado las intenciones de seis de sus clubes de unirse a la nueva competición. “No creo que sea una buena noticia para los aficionados, ni para el fútbol de este país. Estos clubes no son únicamente grandes marcas globales, sino equipos que se originaron históricamente en sus pequeñas y grandes ciudades, en sus comunidades locales, y tienen un estrecho vínculo con todos los aficionados”, ha remarcado Boris Jonhson, primer ministro británico.
En la misma línea se ha manifestado Oliver Dowden, Ministro de Cultura del Reino Unido. "Si Premier y UEFA no actúan, nosotros lo haremos. Haremos lo que haga falta para frenar esto. Para muchos fans, el fútbol es casi irreconocible del que era hace décadas", ha manifestado Dowden. "Un pequeño grupo de individuos que atesora mucho poder e influencia está abusando de su fidelidad. El fútbol no es nada sin sus fans. Estos dueños deben recordar que solo son responsables temporales de estos clubes", ha asegurado.
El nuevo megaproyecto futbolístico también ha sido rechazado por Emmanuel Macron, presidente de la República francesa, que ha apoyado "la posición de los clubs franceses de rehusar participar en la Superliga". "El Estado apoyará todas las medidas adoptadas por la LFP, la FFF, la UEFA y la FIFA para proteger la integridad de las competiciones federadas, ya sean nacionales o europeas", ha zanjado, dando portazo a una competición que amenaza que romper el orden establecido en el fútbol mundial si acaba por asentarse.