El jugador del Atlético de Madrid, Lucas Hernández, no es desgraciadamente el primer deportista de alto nivel que se ve envuelto en un caso de violencia de género. Hernández, que presuntamente agredió a su novia este viernes tras llegar a su domicilio en estado de embriaguez, ya ha pasado a disposición judicial en los tribunales de Majadahonda, donde se le juzgará por un delito de malos tratos.
Otro caso similar es el del del jugador del Betis Rubén Castro, para el que la Fiscalía pide cuatro años de prisión por siete delitos de maltrato y uno de amenazas leves contra su exnovia. A Castro se le acusa de ejercer "frecuentes actos de violencia" contra su entonces pareja. Un hematoma en el ojo, una patada en el estómago y una violación son algunas de las agresiones por las que el deportista será procesado. Su caso generó una gran controversia pública cuando un grupo de ultras béticos insultó a la maltratada durante un partido en el Benito Villamarín. "Rubén Castro alé, Rubén Castro alé, no fue tu culpa, era una puta, lo hiciste bien", fueron algunas de las frases que se escucharon entonces.
Otro español, el piloto valenciano Héctor Barberá, fue condenado en 2013 por un caso de violencia doméstica que él simplemente calificó como "una discusión de pareja". Según el relato de su expareja, Barberá la apretó del cuello y la tiró al suelo después de que ésta le comunicara que quería poner punto y final a la relación. En este caso, el juez estimó que la agresión había sido mutua -tras la discusión, Barberá también sufría contusiones- e impuso al piloto una pena de seis meses de prisión conmutable por trabajos sociales. Su pareja, condenada a cinco meses de confinamiento, no tuvo que cumplir la pena por carecer de antecedentes.
A nivel internacional, el caso del sudafricano Oscar Pistorius es probablemente el más conocido. En la madrugada del día de San Valentín de 2013, el atleta disparó cuatro tiros a su novia, la modelo Reeva Steekamp, a través de la puerta del cuarto de baño. La mujer falleció en el acto. Aunque Pistorius alegó creer que había un ladrón en su domicilio, tres años después fue condenado a seis años de prisión.
En Estados Unidos, la NBA castigó con dureza al actual alero del Real Madrid, Jeffrey Taylor. Tras su detención en 2014 acusado de violencia doméstica, la federación suspendió al jugador de empleo y sueldo durante 24 partidos. Otro caso en el que, sin embargo, no hubo sanción ejemplar fue el del jugador de fútbol americano Ray Rice, que fue arrestado en 2014 por golpear brutalmente a su entonces prometida. A pesar de que el vídeo de la agresión se hizo público y el equipo suspendió a Rice indefinidamente, la pareja del deportista de los Baltimore Ravens decidió no presentar cargos y, de hecho, se casó con él un mes después.