La carrera de cuádrigas, al más puro estilo 'Ben-Hur', en la que se ha convertido la pugna por el sillón presidencial de la Federación Española de Baloncesto ha vivido un nuevo episodio destacado. Si hace exactamente un mes dábamos cumplida información en VozPópuli de las tres corrientes que competían por el cetro de José Luis Sáez, ahora ese trío de facciones se ha reducido a una, que a su vez ha ramificado.
La candidatura del continuismo, compuesta por los exjugadores Jorge Garbajosa y José Antonio Montero, según informan desde los intestinos de la FEB, "se ha quemado". Fue la primera en ser destapada a la luz pública y ha perdido tanto fuelle que ambos han optado ahora por solaparse con Juan Carlos Hernández, presidente de la Federación Murciana, quien ha subido como la espuma en las quinielas internas.
A su rueda, con sensiblemente menos apoyos, aparece Salvador Fabregat, mandamás de la autonómica valenciana, que a día de hoy sería el competidor más serio de Hernández, vista la indecisión de Arturo Aguado. Otro nombre adelantado por este diario, el del vasco Germán Monge, se encuentra a rebufo dando guerra por un motivo de peso: es uno de los dos presidentes territoriales (el otro es el gallego Francisco Martín Micó) que amenazan con interponer denuncias por prevaricación si la Federación Española no suspende la convocatoria de elecciones hasta que termine la investigación del CSD o Sáez sea apartado del proceso.
La celeridad con la que la actual directiva ha querido organizar los comicios ha revuelto las aguas. Este avatar amenaza con enquistar sobremanera el procedimiento electoral, más aún desde que el candidato de consenso que rondaba en las cabezas de ACB y parte de la FEB, Alfonso Reyes, ha dejado claro que presentarse a la presidencia de la Federación no está entre sus planes.
Las elecciones quedan, por tanto, en un pulso entre tronos autonómicos. El nuevo jefe de los designios de nuestro baloncesto saldrá del mismo camino que en su día recorrió Pepe Sáez, que dio el salto desde una territorial (Andalucía) a los despachos de Madrid.