Como una Chequia o una Polonia en miniatura, la Comunidad Valenciana se ha confirmado como un formidable oasis paralímpico en lo que a lanzamientos se refiere. Esta disciplina atlética cuenta con dos campeones consagrados criados entre el río Cenia y Pilar de la Horadada como David Casinos y Kim López, y a su relato pretende asomarse Héctor Cabrera, una de las estrellas emergentes del relevo generacional.
A sus 22 años, el chico que cambió a los once el fútbol por aquello de lanzar lo más lejos posible todo lo que se le pusiese a mano tiene su nombre apuntado en las agendas de futuros medallistas. Su enfermedad de Stargardt, que va degenerando su visión, no hace mella en un espíritu de hierro que lleva años cargando con una rutina espartana. Levantarse a las cinco de la mañana y volver a casa a las nueve de la noche tras entrenar y encauzar sus estudios de INEF ha sido el hábito de este debutante en los Paralímpicos. Ahora le toca recoger lo sembrado.
"Los Juegos están siendo la experiencia de mi vida -reconoce Héctor, risueño-. Además, compartir habitación con un campeón como Kim López, poder tocar su medalla... Todo es muy satisfactorio". ¿Y qué hay de los tan cacareados problemas organizativos que se anunciaban? "Lo cierto es que, desde que bajamos del avión el primer día, todo está yendo bordado -explica-. En menos de veinte minutos habíamos recogido 150 maletas y estábamos en el hotel. Autobuses, comidas, actividades, voluntarios... Quitando quizá la limpieza, por lo demás no hay ninguna queja. La organización es buena y no hemos notado esos recortes de los que hablaron".
En cuanto a la seguridad, el otro tema candente en la previa tanto de los Juegos Olímpicos como de los Paralímpicos de Río, Cabrera hace un nuevo llamamiento a la calma. "En comparación con otras ediciones, según he oído, hay mucha más vigilancia y más controles -narra-. Hay más de cuatro mil fuerzas del orden desplegadas, así que vas por la calle y te sientes seguro y arropado".
"España es aún uno de los pocos países de Europa en los que no estamos igualados económicamente a los atletas sin discapacidad"
El de Oliva (cuna vital pese a que su cuna deportiva es Gandía) está en Brasil para comenzar a mirarse en el espejo de sus paisanos y colegas en el peso y la jabalina, y hay quien ya le coloca la etiqueta de "el nuevo David Casinos". "Se agradece, aunque es difícil llegar al nivel de semejante leyenda -revela, humilde, Héctor Cabrera-. Le tengo un aprecio increíble: he estado viendo sus pruebas y cuando ganó su medalla estuvimos cenando juntos para disfrutarlo. Kim [López] y él son, sin duda, mis referentes".
¿Pero cómo es perseguir el sueño Paralímpico en España? "Desgraciadamente, aunque es algo que empieza a tomar importancia, todo el mundo no lo ve igual y no todos nos tratan igual de bien. Viene un relevo generacional muy poderoso, así que esperemos que poco a poco se vayan equiparando las cosas, porque somos, por ejemplo, uno de los pocos países de Europa en los que no estamos igualados económicamente a los atletas sin discapacidad".
El corto plazo envía a Héctor a batirse el cobre frente a 'cocos' como el croata Branimir Budetic, con el que lleva un tiempo entablando una sana pero férrea rivalidad. "Optamos a todo en Río, porque hay tal igualdad que podemos desde ganar medalla a quedar sextos -admite-. Pero vamos a poner las cosas difíciles a los rivales".
Alegoría de que hay algo que está cambiando en el deporte de nuestro país, Cabrera seguirá lanzando hacia el horizonte con o sin la complicidad de sus retinas. Porque su fuerza no está en lo que ve, sino en lo que imagina para su porvenir. Y no hay mejor reivindicación para el sudor de su día a día que su última confesión: "Nosotros también tenemos nuestros sueños". Ojalá se cumplan.