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La apatía del Real Madrid le hace caer contra la Juventus y les aleja de Berlín (2-1)

                      

  • Cristiano, en el gol.

El madridismo estaba confiado, pensaba que el sorteo, amable con sus intereses, no era más que un pasaporte a la final. Falso, claro, a estas alturas de la temporada las bicocas están en casa, viendo el espectáculo por televisión. La Juventus no suena como otros, quizá por la deriva que el fútbol italiano ha tomado en estos últimos años, pero no deja de ser un equipo bien montado, con dosis amplias de calidad y el orden que se espera de un equipo transalpino.

La salida del vestuario dejó en evidencia una mejor preparación del partido por parte de los juventinos. Bien en defensa, muy equilibrados, con dos delanteros que entendieron pronto la mejor manera de molestar a la zaga blanca. Pepe y Varane son mejores cuando hay choque y líneas marcadas, así que Tévez y Morata decidieron desaparecer y solo aparecer por el frente de ataque cuando fuese estrictamente necesario. Podría esperarse que Ramos, en la posición de mediocentro, se encargase de estar atento a ellos. Pero no, porque el de Camas, que es un gran central, se pierde cuando el campo se ensancha y sus funciones se diversifican. Mal en defensa, incluso peor en ataque. Allegri decidió marcar mucho a Kroos y ahogar así la salida del balón del Madrid. Ese era el camino.

El mal funcionamiento del triángulo de centrales afectó también a Casillas, nervioso como acostumbra en los últimos meses, e incluso a Marcelo, que lleva tiempo desconectado y a veces es peligroso para su propio equipo. Quizá la carga de trabajo ha sido excesiva para el lateral. 

En ese escenario, que es el de los primeros minutos, la Juve fue feliz y encontró varias ocasiones, también un gol. Un tiro desde la frontal de Tévez, sin nadie que le incomodase, después de que la Juventus hiciese 27 toque ni más ni menos, casi sin oposición. Un despeje blando de Casillas a su derecha y Morata que aparece solo para rematar al equipo de toda su vida. No lo celebró. La cara de Ancelotti era un poema, su equipo no atacaba porque el balón le duraba segundos y sufría en defensa unos desequilibrios impropios de un equipo de este rango. 

Con el tiempo todo se cura, incluso la modorra con la que se movía el Madrid. La Juve, que no deja de ser un equipo italiano, empezó a contemporizar. Está en su naturaleza. Eso le permitió al Madrid algo de oxígeno, empezar a franquear el medio campo y a vivir un poco más cerca del marco que defendía Buffon. Poco a poco fueron ganando metros, sin grandes alharacas pero con más comodidad. El Madrid, que según su propio entrenador sufre en defensa, tiene que aprender que la mejor manera de estar tranquilo es tener más el balón. 

Sin mucho brillo el Madrid empezó a tener ocasiones. Primero tiros lejanos, blandos, con intención pero sin peligro. Luego centros, casi todos agarrados por Buffon. Finalmente combinaciones, la mejor manera de buscar las cosquillas a una línea defensiva. Con todo eso llegó el gol de Cristiano, que remachó en boca de gol un gran centro de James tras una muy buena jugada por la banda de Carvajal. Nadie brilló en el Madrid. Ni James, ni Isco ni Kroos. Mucho menos aún Bale. Ni siquiera Cristiano, que más allá del gol fue absolutamente irrelevante. El que no estaba mal se quedaba como mucho en regular. Un equipo como el Madrid, pensado desde el talonario, no puede tener estas ausencias de creatividad tan acusadas. 

Después del gol tuvo el Madrid a la Juve, que veía como el marcador empeoraba radicalmente. Y el marcador es importante en todas partes, pero en Italia es religión. No lo aprovechó el Madrid, el partido bajó de ritmo y empezó a ser grisaceo, aburrido incluso. Así se fueron a la segunda mitad. 

Aunque el Madrid había empezado bien, con más bola y decisión, el fútbol a veces tiene cosas raras. Marcelo, que se iba entonando, probó un disparo fuerte desde fuera. Buena intención, pero rebotó en la espalda de Pepe y ahí se montó el belén. La cogió Tévez, que es un grande, empezó a correr. Con él iban Morata, Carvajal y Marcelo. Como si fuesen bolos cayeron Marcelo y Morata. Quedó solo Tévez contra Carvajal con mucho campo por correr y, aunque el lateral lo empezó haciendo bien, cuerpeando, cerrando el tiro, obligando al argentino a jugar con su izquierda, terminó comido por la ansiedad y haciendo un penalti tan claro como tonto. Y con él, 2-1.

Lo siguiente fue un Madrid con más balón y una Juventus con tres centrales, sin más preocupación que ver como corría el reloj. Cuando el Madrid necesitaba más fútbol Ancelotti se equivocó y quitó a Isco. Metió a Chicharito pensando que necesitaba solo gol, pero lo hizo a costa de la claridad en el último pase. Los intentos del Madrid, por lo demás, parecían estériles, fríos como una noche de invierno salvo un tremendo cabezazo de James al larguero. No se puede decir que el partido fuese digno de exhibirse en un museo. En cuanto a la Juventus, empezó a jugar al ajedrez, dejando espacio a Ramos, que no solo estaba desubicado sino también con uno de los peores días que se le recuerdan. La tormenta perfecta. 

La Juve siempre tendría la opción de la contra, porque Tévez y Morata son peligrosos. En una de esas Allegri decidió quitar al exmadridista y meter a Llorente para dar oxígeno. Se marchó al trote, Jesé observaba desde el banquillo, quién sabe sí teniendo su caso como modelo. Morata estaba defenestrado en el Madrid, sin sitio y con la moral por los suelos. Como ahora Jesé, vamos. En Italia ha madurado, ha cogido fuerza y jerarquía. Le queda camino, puede ser mejor, pero ya deja ver brillos de un jugador importante. 

El Madrid con la bola, pero sin pólvora, la Juve buscando las contras -cerca estuvo una, que se quedó en Llorente después de una cadena de errores- y el partido más bien soso. Al final, y aunque sea paradójico, era un resultado válido para cualquiera. La Juve ganaba y solo tiene que resistir en Madrid para ser finalista en la Liga de Campeones. El Madrid, que temió el tercero, con cierta alegría en pensar que ganar en el Bernabéu les puede llevar a Berlín. Y ellos acostumbran a ganar en casa. No es idílico pero sí suficiente. 

Juventus: Buffon; Lichtsteiner, Bonucci, Chiellini, Evra; Marchisio, Pirlo, Sturaro (Barzagli, m.63), Vidal; Tévez (Pereyra, m.85) y Morata (Llorente, m. 77)

Real Madrid: Casillas; Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo; Sergio Ramos, Kroos, Isco (Chicharito, m.62), James; Bale (Jesé, m.85) y Cristiano Ronaldo.
Goles: 1-0 (8') Morata. 1-1 (26') Cristiano 2-1 (58') Tévez.
Árbitro: Martin Atkinson. Amonestó a Bonucci, Tévez, Evrá, Marcelo, Carvajal, James, Chiellini. 

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