Hace unos meses, Bangu era apenas un barrio más de Río de Janeiro, conocido por sus altas temperaturas y por su tradición de samba en la zona oeste de la ciudad. Sin embargo, el vecindario aparece ahora casi todos los días en los diarios de Brasil. Los nombres propios de semejante mudanza son tres: Sergio Cabral, Eike Batista y, especialmente, Washington Sebastián "El loco" Abreu.
Sergio Cabral fue gobernador del estado de Río entre 2007 y 2014. Su gestión tuvo muchísima visibilidad local y también internacional, ya que en ella se realizaron muchos preparativos para el Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos Río 2016.
El 17 de noviembre del año pasado, sin embargo, fue arrestado en el marco de la megacausa anticorrupción conocida como 'Lava Jato' (Lavado de autos) y desde entonces vive en una celda normal de la unidad 8 del Complejo Penitenciario de Bangu.
A unos pasos, en el pabellón 9, lo “acompaña” desde finales de enero Eike Batista. El empresario, quien fuera el hombre más acaudalado de Brasil, fue detenido, también en el marco de 'Lava Jato', por acusaciones de que pagó 16,5 millones de dólares en sobornos justamente a Cabral.
En la unidad 8 del complejo está también recluida Adriana Ancelmo, la esposa de Cabral. La pareja tiene permiso para encontrarse los miércoles, según la Secretaría de Administración Penitenciaria.
Pero no sólo de presos famosos se cimienta la repentina fama de Bangu. También se trata de lo que sucede fuera de la prisión. Más específicamente, dentro del estadio 'Moça Bonita' (Mujer Bonita),
en el que hace de local el Club Atlético Bangu.
El fútbol como vía de escape
Para disputar el torneo carioca, la institución local contrató al veterano y famoso delantero uruguayo Washington Abreu, de 40 años. Desde entonces, los partidos del Bangu, que antes suscitaban poco
interés en la prensa, ahora son seguidos por una gran cantidad de medios.
Abreu ya jugó en 23 clubes a lo largo de su trayectoria y es recordado por ser el autor del penal con el que Uruguay derrotó a Ghana en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010. En Bangu lleva el dorsal 113. Y a comienzos de febrero marcó el tanto 400 de su carrera frente al Vasco da Gama.
Alrededor del estadio la única camiseta que se vende es la 113. “Las ventas mejoraron. Muchos hinchas de los clubes que vienen a enfrentar al Bangu compran la camiseta del ‘Loco’ Abreu porque es un jugador
reconocido en el mundo”, dijo al portal UOL el comerciante Amauri Da Silva.
La vuelta del "orgullo de ser bangüenses"
Leomir Pereira, vecino del barrio hace más de 40 años, destacó: ”Últimamente, solo se hablaba de los canallas de ‘Lava Jato’ que estaban viniendo a las cárceles de aquí. Pero Abreu nos trajo de vuelta el orgullo de ser de ‘bangüenses’”.
Por una cosa o por la otra, los programas de televisión están haciendo de Bangu una parada casi obligatoria. El informativo Jornal Nacional, por ejemplo, logró acceder al presidio y mostrar imágenes de las celdas en las que están Cabral, Ancelmo y Batista.
Así se vio que Cabral duerme en la parte baja de una cama de dos pisos y que, en su celda, tiene tres ventiladores y un televisor. El baño de la celda de Batista, por su parte, no tiene puerta y posee una letrina, dos lavabos y una ducha. Todos comen la comida habitual del presidio: frijoles, arroz o fideos, y carne o huevo.
Las cámaras, por supuesto, también enfocan a Abreu. En su presentación en el estadio, rodeado de reporteros y de hinchas en medio de un enorme tumulto, el ‘Loco’ elogió a su nuevo hogar futbolístico: “Quien gusta del fútbol, sabe que Bangu fue un equipo muy competitivo en la década de 1980 y que por diferentes motivos fue cayendo. Es un honor vestir esta camiseta”.
Club Atlético Bangu fue fundado en 1904 (hace 113 años: por eso el dorsal de Abreu). En 1985 consiguió un histórico subcampeonato en el torneo nacional de Brasil, su máximo logro. El Complejo Penitenciario de Bangu, por su parte, se construyó en 1987, es de máxima seguridad y, como muchas otras cárceles de Brasil, está superpoblado.
En la cárcel y en el estadio, tras las rejas y en el césped, por Cabral, Batista, pero también por Abreu, Bangu se volvió así uno de los barrios más conocidos de Brasil.