Leíamos este lunes en unos cuantos medios nacionales e internacionales que el PSG ya baraja los nombres de otros delanteros de renombre como Salah, Harry Kane o el mismísimo Messi para sustituir a Mbappé en caso de que este último decida marcharse presuntamente al Real Madrid. Fíjense en la carambola, porque es de traca. Con el fútbol europeo en una crisis que ya era tremenda hace un par de años y después avivada por la pandemia, los medios se dedican a especular con una y mil operaciones de traspasos multimillonarios.
Forma parte del negocio, en realidad. Los agentes de los jugadores filtran noticias falsarias a sus colegas de la prensa, que propulsan la exclusiva mundial con el sensacionalismo típico de este deporte. La información es poder, ya saben. La cosa genera ilusión entre los aficionados, una revalorización del futbolista de turno y mucho material para consumir con fruición en los mismos lugares donde se publica. Luego a nadie le importa si los fichajes anunciados con grandes mayúsculas se llegan a consumar o no, por supuesto. Lo importante es que gire la rueda.
En esta temporada estamos hablando mucho del citado Mbappé y de Haaland, supuestos objetos de deseo de Madrid, Barça y otra media Europa. Este mismo lunes leíamos que el noruego va a quedarse en el Dortmund el año que viene. Pero pronto nos informarán de lo contrario. Porque ya leímos, vimos y escuchamos que su fichaje por el club blanco estaba hecho. Y poco después ya leímos, vimos y escuchamos que el club azulgrana ya lo tenía atado. Mañana será otro día y leeremos, veremos y escucharemos cualquier otra cosa.
¿A alguien le queda memoria en estos tiempos frenéticos, líquidos y pandémicos donde los poderosos de verdad nos toman el pelo con aún mayor fiereza de forma rutinaria?
¿A quién le importa el rigor en esta época donde todo va tan rápido que hoy no nos acordamos de todo lo que nos contaron anteayer? ¿Quién va a ser tan friki como para ponerse a mirar la hemeroteca y desenmascarar a tanto farsante del mundo del fútbol en general y del periodismo deportivo en particular? ¿A alguien le queda memoria en estos tiempos frenéticos, líquidos y pandémicos donde los poderosos de verdad -al cabo, el fútbol es un maravilloso divertimento, pero nada más- nos toman el pelo con aún mayor fiereza de forma rutinaria?
Viene todo este lamento a cuenta de que ahora, en la perpetua orgía de informaciones y desinformaciones sobre el inagotable mundo de los fichajes -tan inagotable como la imaginación de los informadores, me temo-, vuelve a escucharse con fuerza que el mentado Kane suena para el Madrid. Te tienes que reír a mandíbula batiente. Porque si uno se toma la molestia no ya de recordar sino de al menos guglear comprobará que en 2020 unos cuantos medios británicos o españoles -en esto no la nacionalidad apenas importa- dieron por hecho el desembarco del jugador inglés en Chamartín.
La ingente cantidad de tiempo que se dedica en los medios a hablar de todas estas presuntas operaciones en marcha entretiene mucho, no cabe duda, pero sirve para escamotear aún más espacio a las informaciones sobre otros clubes
Me barrunto que somos legión los futboleros que estamos ya hartos -en algo tan pasional como el no puede decirse nunca lo de resignados- de todos estos fichajes que siempre se anuncian y nunca llegan. Entre otras cosas porque la ingente cantidad de tiempo que se dedica en los medios a hablar de todas estas presuntas operaciones en marcha entretiene mucho, no cabe duda, pero sirve para escamotear aún más espacio a las informaciones sobre otros clubes y no digamos ya a las noticias sobre otros deportes.
Suena Haaland para Madrid y Barça. Y suena Mbappé para los blancos. Y suena que Messi se va o se queda del Barcelona. Y suena la vuelta de Neymar. Y suena que Salah o Kane pueden ir al PSG. Y lo que no suena ni resuena es la buena temporada del Betis, la gran remontada del Huesca o el hundimiento del Alavés. Podríamos consolarnos pensando que imaginar siempre es más bello que asumir la realidad. O que lo mejor del fútbol es que te permite soñar y evadirte de este virus. Pero nada de eso borra la injusticia que padecen esos otros equipos y sus aficionados.