El enfermo mejora gracias al tratamiento de choque. 30 federaciones se sometieron en 2013 a un plan de viabilidad propuesto por el CSD –similar al que se llevó a cabo en el fútbol profesional– en el que se impuso una estricta supervisión de la contabilidad que, en muchos casos, naufragaba. Miguel Cardenal, presidente del CSD, expuso en un desayuno informativo los resultados que ha obtenido el programa y lo hizo con cierta satisfacción, a pesar de que muchas federaciones aún necesitan seguir en el proceso para adecentar las cuentas.
Como consideración previa Cardenal señaló que en los años previos al plan (y previos a su mandato, cabría decir) se vieron los niveles más altos de subvención de la historia del deporte y, sin embargo, eso no supuso un saneamiento de las cuentas sino, más bien al contrario, un empobrecimiento sostenido de las entidades federativas. No se dicen nombres, pero en el aire están los secretarios de Estado que antecedieron al actual, Albert Soler y Jaime Lissavetzki. “En el CSD antes nos preocupábamos de forma exclusiva en el deporte y debíamos acompañar también en cuestiones de gestión”, señala Cardenal sobre esta nueva dirección en la que el resultado no se mide solo en marcas sino también en cuentas.
"En el CSD antes nos preocupábamos de forma exclusiva en el deporte y debíamos acompañarlo también en cuestiones de gestión"
Recuerda el secretario de Estado que entre las funciones de su institución está la supervisión económica del deporte del país, un proceso que antes se ignoraba y que ha tenido consecuencias pésimas para los balances federativos. El nuevo interés por la fiscalización ha llevado también a cierta guerra de guerrillas en algunas federaciones que no admiten ser vigiladas, como tenis o fútbol.
Las cifras son positivas porque hay mejora, aunque aún preocupantes porque la situación era extrema. La deuda total de las federaciones –excluido el fútbol, que por su tamaño distorsionaría cualquier cifra– asciende en el ejercicio de 2014 a algo más de 68 millones de euros, grave, pero positivo si se tiene en cuenta que el pasado año fue de casi 76 millones e incluso llegó a 95 millones en su peor momento, en 2009. Bien es cierto que la última cifra dada, la de 2014, es una estimación al no haber cerrado aún las cuentas las federaciones. El número puede variar, para bien y para mal, pero en cualquier caso mostrará una mejoría con respecto a los años previos.
En 2009 la deuda llegó a 95 millones, el año pasado eran 76 y este se estima que sean 68
Igual de importante, según el CSD, es el resultado anual que arrojan los datos de las federaciones. En los últimos años los ingresos nunca superaban a los gastos, un hecho que este año se ha revertido llegando a un superávit conjunto de 5,5 millones de euros. Y esto con un descenso importante de los ingresos, pues las subvenciones se han desplomado en el último lustro de contención económica gubernamental. No ha sido el único aldabonazo para el deporte, los años de la crisis han visto también un descenso paulatino de los federados, con la reducción de ingresos por cuotas que eso supone y una mayor dificultad para conseguir patrocinios.
El plan de choque se ha llevado a cabo en una época de penurias, lo que ha supuesto grandes estrecheces para aquellos que han entrado en el proceso –la mayoría de federaciones pequeñas o medias, sólo se libran deportes muy profesionalizados como fútbol, baloncesto, tenis o golf–. En realidad no tuvieron opciones reales de negarse a llevar a cabo los planes, pues la amenaza era la supresión de la subvención pública, que en la gran mayoría de los casos es el sustento básico de todas las federaciones. “Los planes de viabilidad se combinan con las convocatorias de subvenciones que se dan desde el Consejo. En caso negativo hay expedientes y repercusión, eso hace que las federaciones sepan que no cumplir el plan tiene consecuencias”, comenta Rosa Ortega, directora de competición del CSD. Niega Cardenal que lo que se está dando es un cambio de modelo, como si eso fuese un charco que no quiere pisar, aunque el reciente interés en la gestión supone por fuerza, al menos, un cambio drástico en las formas con respecto a lo previo.
Los momentos que pasa el deporte español, que no son en lo económico los mejores, ponen en relieve lo catastrófica que ha llegado a ser la administración de las federaciones. Hubo un tiempo en el que todo valía, pues solo así se explica que con ingresos mucho más amplios también hubiese un déficit mucho más alto. En ese sentido cabe destacar la reducción de los gastos de estructura en los presupuestos federativos. En 2014 el gasto en cuestiones estrictamente deportivas supone un 77,6% de sus presupuestos, un 5% más que lo que se daba el año previo. Ha habido despidos de cuadros federativos –en el CSD ahora se exige que se notifiquen tanto las contrataciones como los despidos– y también reducción de los viajes de estos a las diferentes competiciones. El resumen de esta filosofía es gastar más en los deportistas y menos en los directivos.
En el CSD ahora se exige que se notifiquen tanto las contrataciones como los despidos y la filosofía es gastar más en los deportistas y menos en los directivos
En el Consejo Superior de Deportes tienen la esperanza de que en los próximos años las federaciones vayan saliendo del pozo y puedan empezar a normalizar su gestión, no como en años pasados, que ya se ha visto que no funciona, pero sí de una manera más suelta que la actual. Cardenal, de hecho, asume que el plan actual solo puede ser temporal: “Me cuesta creer que el esfuerzo sea sostenible en el tiempo, ha sido extraordinario y no es normal seguir demandándoselo”. Es decir, a la perdición se puede llegar por exceso, pero también por defecto. Una gestión más profesional, auxiliada por el CSD porque, en muchos casos las federaciones no tienen el suficiente tamaño como para que ese proceso se lleve a cabo sin ayuda.
Queda por tratar lo que quizá es más importante de todo, la repercusión que ha tenido este plan en los resultados deportivos. Ahí las respuestas se vuelven un poco más dispersas, no hay datos concretos aunque Miguel Cardenal afirma que tiene uno en su despacho y que en un futuro, cuando haya más datos para contrastar, lo enseñará. Las respuestas son algo vagas, aunque en general la consideración es que el deporte no se ha resentido.
"La previsión de becas así en 2015 es superior a lo que estaba estimado hace dos años, los resultados han sido mejores de lo que se esperaba"
“Los resultados deportivos han sido fantásticos, no hay un estudio correlacionado pero puedo decirles que la previsión de becas así en 2015 es superior a lo que estaba estimado hace dos años, los resultados han sido mejores de lo que se esperaba”, comenta la directora de alta competición, Rosa Ortega. Cierto es que estas cuestiones no tienen necesariamente que estar directamente relacionadas con el presupuesto –muchos deportistas de élite han podido vivir de la inercia previa–, quedaría por ver cómo ha afectado el plan a categorías de formación y ser más exhaustivo para ver si, realmente, los deportistas siguen igual de bien aunque sea con menor presupuesto.