Este lunes, el secretario general del Deporte de la Generalitat, Gerard Figueras, valoró de forma "muy positiva" la actuación de los deportistas catalanes en los Juegos Olímpicos de Río, donde fueron un tercio del total de atletas de las delegación española y participaron en ocho de las 17 medallas obtenidas.
Esas ocho medallas -tres oros, una plata y cuatro bronces- iguala el registro conseguido en Londres en 2012, lo que según Figueras "muestra que el potencial de los clubs, federaciones y deportistas de Cataluña se mantiene gracias al trabajo, el talento y el esfuerzo de todos ellos", proseguía el ufano comunicado de la Generalitat.
Figueras se felicitaba sólo por las medallas de oro de la nadadora Mireia Belmonte, el piragüista Saúl Craviotto y el tenista Marc López, la plata de las jugadoras catalanas de baloncesto y los bronces de Belmonte, Craviotto, el taekwondista Joel González y los catalanes del combinado de baloncesto masculino.
También, cómo no, elogió únicamente los diplomas olímpicos conseguidos por deportistas catalanes, asegurando que buena parte de las medallas y diplomas son fruto del trabajo que realizan en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat (Barcelona).
Gerard Figueras también ha reconocido el buen papel de los técnicos de las selecciones masculina y femenina de baloncesto, así como de árbitros y jueces que han dirigido diversas competiciones en los Juegos, por supuesto siempre refiriéndose exclusivamente a los que "ayudan a contribuir a proyectar el potencial de Cataluña en el mundo a través del deporte".
Durante su estancia en Río de Janeiro, invitado por el Comité Olímpico Internacional (COI), Figueras apoyó a los deportistas catalanes y asistió a actos con representantes federativos y deportivos de varios países, en los que, según presume a los cuatro vientos, "se produjeron avances para el deporte catalán en muchos aspectos".
Apenas veinticuatro horás después, los medallistas catalanes -y el resto de compañeros de la delegación- aterrizaron en España de regreso de Río... y mandaron callar simbólicamente a quienes redactaron y jalean ese discurso de claro tufo independentista de la Generalitat.
Así, en las decenas de fotos remitidas por las agencias desde los aeropuertos de Barajas y, sobre todo, El Prat no aparece ni una sola senyera (bandera oficial de Cataluña) ni, mucho menos, una estelada independentista.
Lo frecuente en estos casos es que en la puerta de salida de El Prat, deportistas catalanes que regresan tras lograr un éxito posen con alguna de esas banderas -sobre todo la senyera- y con alguna autoridad política que suele acudir a hacerse la foto.
Los medallistas olímpicos catalanes posaron únicamente con sus preseas, con sus familiares, amigos, vecinos, mascota, etc. Y el piragüista Saúl Craviotto, de profesión policía, lo hizo con una bandera en la que luce el escudo de la Policía Nacional de España. ¿Qué dirá ahora Figueras?