Lesionado o no -hay versiones contradictorias-, la ausencia de Casillas en el último partido de la presente Liga evita males mayores. Porque el sector del madridismo que culpa al portero de la marcha de Mourinho a buen seguro que lo expondría en el Bernabéu durante el encuentro ante Osasuna.
Si los más acérrimos mourinhistas llegan a pitar al capitán, el resto del estadio reaccionaría defendiéndole, lo que podría dar lugar a una imagen de división nada gratificante y muy poco deseable para el futuro.
Y si ese reproche al guardameta fuese lo suficientemente importante, igual Casillas se planteaba con más fuerza la idea que desde hace tiempo le ronda: abandonar el Real Madrid independientemente de la marcha de Mourinho. Es evidente que una parte de la afición no le va a perdonar y le estará esperando para recordárselo a la mínima. ¿Aguantará el cancerbero la presión?
Quizás la intención de José Mourinho al no convocar a Casillas sea acaparar para sí todos los focos en su última cita con el público blanco, pero es muy probable que esa decisión quede escrita como el último gran favor que le ha hecho al Real Madrid.
Por si acaso, el entrenador se despidió sucinta y friamente este sábado mediante un comunicado en la web oficial del club: "Deseo a todos los madridistas muchas alegrías en el futuro. Agradezco el apoyo de muchos aficionados y respeto la crítica de otros. Repito, muchas alegrías para todos y, principalmente, mucha salud. ¡Hala Madrid!".
