Los trabajadores del metro suspendieron la noche del lunes una huelga que paralizó el tráfico en Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil, pero advirtieron que podrían reanudarla el jueves, cuando se albergue el partido inaugural del Mundial de Fútbol entre la anfitriona y Croacia.
Los aficionados que aterrizaron el lunes más temprano en Sao Paulo fueron recibidos con embotellamientos, después de que la policía usase gases lacrimógenos para dispersar a los trabajadores en huelga, que estaban en su quinto de día de protestas salariales. Los líderes sindicales y las autoridades locales reanudarán las negociaciones este miércoles.
La tensión en el metro hace temer que el Gobierno no pueda contener el descontento popular y que las protestas acaben aguando el Mundial, que comienza el jueves en Sao Paulo con el partido entre Brasil y Croacia por el Grupo A.
La huelga generó atascos gigantescos el lunes, ocasionando enormes demoras para los aficionados que trataban de entrar a la ciudad. Muchos esperaron alrededor de dos horas en filas de taxis en el aeropuerto internacional de la ciudad y tardaron otras dos o tres horas para llegar a sus hoteles. "Si esto sigue así, va a ser un caos", dijo Miguel Jiménez, un hincha mexicano.
Además, la policía empleó gases lacrimógenos contra los trabajadores en huelga en la estación Ana Rosa el lunes por la mañana y la compañía de metro dijo más tarde que había despedido a 42 huelguistas. En este sentido, funcionarios sindicales apuntaron el lunes a última hora que el éxito de las negociaciones, y cualquier decisión sobre reanudar la huelga, dependerá de si los trabajadores despedidos son recontratados.
Un tribunal local dictaminó el pasado domingo la legalidad de esta huelga, por la que los trabajadores buscan un aumento salarial del 12 por ciento, muy por encima de la oferta de la compañía de un 8,7 por ciento. Otros grupos, entre ellos los maestros y los conductores de autobuses, han protagonizado paros similares en Sao Paulo en las últimas semanas para exigir salarios más altos.