El gesto de Alves comiéndose el plátano que le tiraron en Villarreal ha provocado una campaña mundial contra el racismo en solidaridad con el lateral del Barcelona. Hay personas que sufren esa misma lacra y, dada su modesta condición, carecen de respaldo público. Si además es un árbitro, el asunto se vuelve mucho más feo.
Lo realmente increíble es que se de un episodio de violecia racista en un partido alevín, con niños de 10 y 11 años, y atacando a un colegiado menor de edad. Sucedió en el municipio valenciano de Daimús, durante el partido que enfrentaba al local Daimús CF y al UD Beniopa. Así lo relata el joven árbitro en el acta:
“Tras la expulsión del delegado del club U.D. Beniopa he escuchado insultos y amenazas hacía mi persona de parte del público del club U.D. Beniopa y el entrenador expulsado, dirigiéndose a mí en los siguientes términos: '¿A ti dónde te han dado la licencia?' y 'a la salida te espero'”.
"Tras finalizar el encuentro, cuando me dirigía al vestuario, en el camino estaba un aficionado, padre de un jugador del U.D Beniopa, que estaba inconforme con mi arbitraje y que quería pedir explicaciones. Al negarme a dar explicaciones por mis decisiones arbitrales ha empezado a insultarme con insultos racistas, se ha dirigido a mí con los siguientes términos: 'Panchito de mierda', 'estos panchitos que vienen aquí a jodernos', 'vete a tu país, panchito'".
El cafre (padre del jugador) que tan valiente fue ante un árbitro jovencito tiene en torno a 40 años.
El colegiado se encerró en el vestuario y tuvo que esperar a que los aficionados se fueran porque nadie avisó a la policía. Por tanto, nadie fue identificado y no hay denuncia.
Los plátanos están muy bien, pero el racismo es algo mucho más profundo. Hay que ir a la raíz y cortarla.