Una semana más, Sálvame se regodea en la nueva polémica de Chelo García-Cortés. La periodista ha tenido que salir al paso de las voces que aseguraban que se había escudado en una entrevista a Amador Mohedano, ex de Rosa Benito, para calificar de 'ridícula' a la colaboradora. Una mera anécdota sin importancia -al final, parece que la propia Chelo era la que consideraba que la cuñada de Rocío Jurado se había comportado de forma ridícula-, si no fuese porque la periodista se encuentra siempre a un paso del abismo. ¿Cómo es posible que, tras cuarenta años de profesión, todavía se siga metiendo en unos embrollos de semejante calibre?
Hace poco era un vídeo de la periodista asegurando que ella era la única con categoría del programa el que hacía saltar a todos sus compañeros. Un vídeo grabado por el propio programa sin que García-Cortés supiese que la estaban grabando, de acuerdo, pero, ¿no podía habérselo imaginado? La sección Diario Che, desde la que se dedica a acudir a eventos y entrevistar a personajes, se caracteriza por la emisión de tomas falsas de la periodista y de comentarios que, teóricamente, había pronunciado off the record -un clásico que ocurre casi en cada emisión-. ¿No podía haber supuesto que iba a producirse otra vez lo mismo? ¿Ni siquiera se le pasó por la cabeza que podían estar grabándola en pleno enfado?
Desde que la periodista aterrizara en Sálvame no son pocas las veces que ha tenido que defender su posición, habitualmente muy cuestionada. Se ha enemistado con compañeros por haber hablado de ellos a sus espaldas -todo se acaba sabiendo-, ha terminado con amistades longevas como la que mantenía con Bárbara Rey -después de la confesión por parte de la vedette de la noche de amor que pasaron juntas la cosa fue de mal en peor- y ha amenazado con abandonar el programa en múltiples ocasiones si seguía cuestionándose su profesionalidad. Y los responsables saben que luego cambia de parecer y tensan la cuerda -ese es otro debate-, pero la periodista también debería ser más previsora y cuidadosa. Por su propia tranquilidad, más que nada.
“Sálvame, en el fondo, te necesita”
Pero, ¿cómo ha pasado de ser una de las voces más autorizadas de la crónica social a tener que explicarse y justificarse casi cada semana? Entrar en la maquinaria de Sálvame no debe ser sencillo, y menos viniendo de un formato tan estructurado como DEC. Mientras que en el segundo los colaboradores podían mantener una postura de entrevistadores, en el programa estrella de Mediaset son los verdaderos protagonistas. El público quiere ver qué pasa entre ellos, aunque la excusa sea hablar de una fiesta o de una exclusiva. Y ahí es donde a la periodista le ha costado encontrar el ritmo. Aunque, claro, su salida del entorno Pantoja tampoco le ha beneficiado.
Chelo perdió la simpatía de la tonadillera cuando se inmiscuyó en un romance de Chabelita que la cantante no veía con buenos ojos. Desde entonces, ha pasado de ser íntima de Isabel Pantoja a 'persona non grata', con la consiguiente enemistad de todos los acólitos de la tonadillera. Chelo pasó, en un instante, a ser un blanco fácil, alguien a quien se podía cuestionar con libertad. Cualquiera que quiera salirse por la tangente acusa a la periodista de hablar poco en el programa y ya tiene la tarde hecha. Menos mal que, con el tiempo, ha ido encontrando su sitio y plantándole cara a casi todos los que se atreven a rechistarle. Incluso a Kiko Matamoros, que para eso hace falta valor.
La espiral en la que ha entrado Chelo García-Cortés en los últimos tiempos es compleja. Su papel en Sálvame se acerca ya más al de entretenimiento que al de periodista y de ahí es difícil salir. Lo hemos visto ya en otras ocasiones. Y no es que sea peor o menos digno -de hecho, para el funcionamiento del espacio es mucho mejor-, pero tal vez no es lo que busca. Ay, Chelo, frena, pero sobre todo, no te vayas. ¿Qué haríamos sin sus réplicas al grito de 'chiquitín'? Sálvame, en el fondo, te necesita.