Este domingo se han cumplido 14 años de la muerte de Érika Ortiz, la menor de las hermanas de la reina Letizia, quien falleció el 7 de febrero de 2007 a los 31 años de edad en su domicilio de Madrid.
El cuerpo de fallecida fue encontrado por su compañero sentimental en su dormitorio. En ese momento, la hermana menor de Letizia se incorporaba al trabajo, en Globomedia, después de una baja laboral de un mes y medio. El mismo día de su vuelta al trabajo, pidió los siguientes lunes y martes libre. El miércoles de esa semana, la encontraron muerta en su dormitorio.
Cabe destacar que días más tarde a ese permiso, Erika tenía previsto incorporarse "a un nuevo proyecto", según confirmaron fuentes de la productora a Europa Press.
Se cumplen 14 años de la muerte de Érika Ortiz
Desde el principio se barajó la hipótesis del suicidio, ya que Érika escribió cinco cartas antes de marcharse: una para su madre, otra para su padre, otra para Antonio Vigo (el padre de su hija) y la última para sus hermanas, Telma y Letizia, según se publicó entonces.
La autopsia determinó que la muerte fue causada tras ingerir un número no precisado de pastillas, posiblemente tranquilizantes o ansiolíticos.
Licenciada en Bellas Artes, casada y separada de Antonio Vigo, dejó a una hija de cuatro años, Carla Vigo, quien ya tiene notoriedad pública en los medios de comunicación por sus declaraciones. Carla siempre recuerda el aniversario de la muerte de su madre, aunque este año no se ha pronunciado públicamente.
"El 16 de abril de 1976 nació la persona más importante para mí, aunque el 7 de febrero de 2007 dejó este mundo para pasar a mejor vida, estés donde estés siempre te querré, felicidades mamá", escribió en sus redes sociales en un anterior aniversario del fallecimiento de su progenitora.
Su única hija, Carla
Érika estaba en la facultad terminando la carrera de Bellas Artes cuando conoció a Antonio Vigo, quien sería el padre de quien sería su única hija, Carla. Ambos se fueron a vivir juntos y al poco tiempo nació la niña, de forma prematura.
La pareja intentó montar un hotel rural en Asturias, pero no salió bien. Como las cosas no andaban finas en temas económicos, Érika se puso a trabajar como vendedora de libros y Antonio entró a formar parte del servicio de limpieza del municipio.
Más tarde, y ya cuando eran los tres una familia, al padre le surgió un trabajo en Uruguay, así que se fue hasta allí, dejando a Érika con Carla. La pareja rompió a los pocos meses por culpa de la distancia.
Tras el fallecimiento de Érika, la reina Letizia trató de quedarse con la custodia de Carla, junto a su madre Paloma Rocasolano, pero el padre de la joven se negó a ello y comenzó a vivir con él. Antonio rehizo su vida dos años después de la muerte de Érika con su pareja Laura, con la que tiene dos hijos más. Desde hace años ejerce como profesor de dos asignaturas del Grado de Bellas Artes del Campus de la Universidad Rey Juan Carlos de Aranjuez.