Aseguran desde su entorno que la infanta Cristina vive uno de sus mejores momentos. Y es que, atrás quedaron las lágrimas tras ver cómo su matrimonio saltaba públicamente por los aires. Dos años después de desvelarse la infidelidad de Iñaki Urdangarin, la hermana del rey Felipe VI disfruta de una etapa tranquila y feliz. “Ha sufrido muchísimo, pero está lista para lo que venga y con muchas ganas de disfrutar de la vida” aseguraban sus amigos hace unas semanas a la revista ‘¡Hola!’.
Y así lo está haciendo. Desde que firmara su divorcio a principios de año, la infanta Cristina no para. En los últimos meses, la hemos podido ver tanto en Barcelona, visitando a su hijo Pablo, como en Las Palmas de Gran Canaria disfrutando del Carnaval con su prima Alexia de Grecia. Y también en Madrid, donde cada vez viaja con más frecuencia para reencontrarse con su familia.
Eso sí, a pesar de sus habituales visitas, la infanta Cristina no tiene planes de mudarse a España, al menos por el momento. Tal y como aseguran desde su entorno, la hija del rey Juan Carlos está feliz en Ginebra. Una vida marcada por la discreción y la tranquilidad que tanto ansiaba cuando se trasladó a Suiza, donde ha conseguido una vida alejada de las miradas curiosas y el ojo mediático. Aunque cada vez más sola. Y es que, desde hace años, sus hijos han ido abandonando ‘el nido’.
La infanta Cristina se queda sola en Ginebra tras la marcha de todos sus hijos
Primero fueron sus hijos mayores, Juan y Pablo, quienes, tras terminar graduarse en el Ecolint, el reconocido centro donde han estudiado los cuatro hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, se marcharon de casa. El primero a Reino Unido, y el segundo a Alemania y posteriormente a Barcelona. Poco después, le llegó el turno a Miguel, que se instaló en Londres para estudiar Biología Marina, aunque regresó a Ginebra a finales del pasado año, coincidiendo con la marcha de su hermana pequeña, Irene, a Camboya.
Sin embargo, ahora la infanta Cristina se ha quedado sola en Ginebra, tras la decisión de sus dos hijos pequeños de instalarse en el palacio de la Zarzuela junto a la reina Sofía.
Así, la hermana del rey Felipe VI afronta una nueva etapa en su vida, soltera y con sus cuatro hijos lejos de casa. Eso sí, lo hace en una bonita casa. Y es que, aunque se ha quedado sola, no tiene planes de mudarse de vivienda.
Así lo señala la revista ‘¡Hola!’: “La encontró en un momento muy difícil, tras ser privado su exmarido de la libertad y, según cuenta a sus amigos, es perfecto de tamaño para una familia de cinco. Tiene mucha luz, jardín, servicio de seguridad y es una zona residencial que está cerca de todo: restaurantes: tiendas, galerías de arte, incluso de su trabajo”.
Así es la casa en la que vive la infanta Cristina en un exclusivo barrio, con jardín y un alto alquiler
Fue en año 2013 cuando la infanta Cristina se mudó a la ciudad suiza. Dispuesta a alejar a sus hijos de la presión provocada por la imputación de Iñaki Urdangarin en el caso Nóos, la hija de los reyes eméritos y sus cuatro hijos se instalaron en el número 12 de la Rue des Granges, un dúplex de 12 habitaciones en pleno centro histórico de la ciudad.
Una espectacular vivienda (aunque no a la altura del palacete de Pedralbes que el matrimonio puso a la venta por 9,8 millones de euros), situada muy cerca del ayuntamiento y de la catedral de Ginebra, por la que la prensa local aseguró que pagaba un alquiler de 5.000 euros mensuales.
Durante años, fuimos testigos de las entradas y salidas de la familia por la gran puerta de madera que tanto inmortalizaron los medios. Sin embargo, unos años después, y tras la condena a cinco años y diez meses de prisión para el exdeportista, la infanta Cristina decidió mudarse a un barrio más tranquilo.
Dispuesta a encontrar la privacidad soñada, la infanta Cristina se instaló en un barrio más apartado del casco antiguo, una zona exclusiva donde evitar las miradas y las cámaras. Y así lo consiguió.
“No quiere que se sepa dónde vive, algo lógico, porque no quiere que la prensa o los desconocidos la persigan” aseguraron desde su entorno en 2020 a ‘Vanitatis’, donde señalaron: “Se mudaron hace un tiempo, cansados de tener siempre a gente en la puerta”.
Así, la vivienda actual de la infanta Cristina está situada en uno de los barrios más exclusivos de Ginebra, cerca del hospital universitario y del colegio donde estudiaron sus hijos. Aunque eso sí, algo más lejos que la anterior de su trabajo, la sede de la Fundación Aga Khan, situada en la Avenue de la Paix.
Tal y como han confirmado fuentes cercanas a la Infanta, esta casa está bien protegida de los curiosos, se encuentra en una zona con grandes avenidas y zonas verdes, y comercios, como tiendas, cines y restaurantes, donde hacer vida.
Una zona privilegiada, en la que encontramos tanto pisos amplios, con un alquiler que ronda los 3.000 o 4.000 euros mensuales de media, como espectaculares villas con grandes jardines que superan los 10.000 euros. También están disponibles casas algo más modestas, con espaciosos jardines, cuyo precio ronda los 5.000 o 6.000 euros.
La casa de la infanta Cristina es muy luminosa y cuenta con jardín. Así lo desveló la periodista Silvia Taulés en su libro ‘Los sobrinos del Rey’, donde describe la habitación de Irene Urdangarin: “Es amplia y luminosa. Todas las paredes son blancas y están revestidas de madera desde el suelo hasta la mitad, lo que las hace parecer más nobles y fuertes. En el cuarto hay una gran mesa escritorio, también blanca, una cama doble esquinada y llena de cojines y muchos armarios. Los grandes ventanales están cubiertos con estores y dan acceso al jardín”.
Un jardín al que también dan el resto de los ventanales de la casa, “y la hacen más luminosa si cabe gracias al blanco inmaculado de la decoración”, señala la periodista.
La nueva vida en soledad de la infanta Cristina en Ginebra
En esta vivienda, la infanta Cristina ha encontrado su refugio. El lugar donde ha vivido muchos momentos buenos juntos a sus hijos, y también el dolor tras su separación. Allí goza de mucha privacidad y disfruta de la soledad, algo a lo que se ha acostumbrado en estos años.
Eso sí, según la citada revista, “su vida ha dado un giro, pero no su día a día. Madruga mucho, hace deporte y se ocupa de su casa, donde no cuenta con mucha ayuda, lo que la lleva a tener que desempeñar tareas como hacer la compra y cocinar, que no es lo que más le gusta, pero lo hace desde que vivió sola en Nueva York”.
Al parecer “cuando se queda en Ginebra, le gusta ir a Misa los domingos, leer, escuchar música (moderna y clásica), salir a cenar, visitar a sus amigos en sus casas de campo o de montaña, alguna de amigos españoles".
