Pasar de los 40 en la vida de toda mujer (y todo hombre) supone un punto de inflexión así que acercarse a los 45 no quiero ni pensar lo que puede llegar a ser. Aunque dicen que los 40 son los nuevos 20 y a juzgar por los estilismos de la Reina, creo que este dicho se cumple más que nunca: la veo más juvenil que nunca y mucho más fashion que cuando estaba en la década de los 30.
Con los años, muchos de vosotros lo decís en los comentarios del blog, su aspecto es más joven. No entro en supuestos arreglos estéticos, pero la verdad que la Reina mantiene una figura de modelo, un cutis envidiable y unos rasgos de belleza griega. Su buen estado de forma se ha reflejado también en su manera de vestir.
Ya no nos encontramos a la Letizia apocada de los años de princesa que parecía que la ropa no era suya. Ahora tenemos a una mujer que sabe lo que le gusta y que se permite ciertas licencias como llevar la espalda con transparencias, escotes halter y hasta llevar pantalones rotos. Esta apuesta por lo que le gusta, por imponer tendencia y gustos es lo que más me gusta de Doña Letizia.
Toda Reina tiene que saber llevar las tendencias con cuidado. Letizia ha hecho del negro y del blanco sus colores talismanes. Arriesga con diseños, pero con colores neutros y cuando quiere ir más llamativa, tira del rojo: un color fetiche, que le sienta fenomenal y que suele llevarlo en atuendos mucho más discretos de patronaje.
En sus apariciones privadas Letizia se muestra como una mujer joven, vamos que para mí bien podría ser una it girl. Sus bailarinas atadas causaron furor y cuando puede se calza zapatillas.
En estos años, desde luego, el espaldarazo definitivo ha sido la proclamación de su marido como rey. Su fuerte apuesta fue cuando se hizo el corte de pelo bob que causó sensación demostrando su personalidad. Lejos de encasillarse en una melenita lisa y monótona, Letizia, desde que se cortó el pelo, ha sido la reina de los mil y un peinados: ondas, liso, moños, trenzas…. Letizia ha experimentado todo tipo de recogidos gracias a los postizos. De hecho, desde que se cortó el pelo es cuando más apartado de la cara ha llevado su cabello. Algo que no me extraña, pues la permite estar perfecta, muy favorecida y ultracómoda.
Lo que no ha cambiado ha sido su impecable maquillaje del que sabéis que me declaro fan absoluta: ojos destacados y de vez en cuando color en los labios. Un maquillaje muy trabajado y con diferentes estilos según la ocasión pero siempre en la misma línea.
En este último año si algo ha cambiado Letizia ha sido en sus complementos. Letizia ha convertido los pendientes en la joya de la corona y se ha hecho con una interesante colección de pendientes muy llamativa. Este año también ha sido el año en que la Reina se puso un collar de perlas que forma parte de las joyas de pasar que solo llevan las reinas españolas.
Aunque me gusta que Letizia invierta en complementos y varíe de pendientes no entiendo que, teniendo semejante joyero, tire tanto de piezas de bisutería. Muchas veces un buen look lo ha arruinado con unos aparatosos pendientes que no tenían ningún sentido en el estilismo.
Tampoco hemos conseguido este año que la Reina use más joyas. Solo ha estrenado la tiara Princesa que Felipe VI le regaló hace ya bastantes años, pero ni rastro de anillos, collares o pulseras, una lástima.
En este año Letizia le ha sido algo infiel a Felipe Varela. Ya no tiene la exclusividad de su armario y me encanta que entren firmas nacionales, jóvenes diseñadores y algún Carolina Herrera y Nina Ricci.
Aunque los cambios estilísticos de Letizia han sido serenos y a veces imperceptibles sí que se nota una evolución. Aún así, la Reina tiene que seguir mejorando en los actos públicos que tiene en España, especialmente en las Audiencias en Zarzuela, que aunque se va esforzando aún tienen un tufillo algo carca.
Esperemos que pronto tenga una cena de gala, donde veremos a la Letizia más guapa y arreglada algo que nos darán la hoja de ruta de cara a su 45 cumpleaños.