Luis Miguel está desaparecido del mapa. Después de varios avisos de la justicia de Los Ángeles y darle un ultimátum si no se presentaba el 17 de abril ante la justicia, la Audiencia ha ordenado su busca y captura y la detención inmediata del mexicano.
El cantante se ha negado a acudir a los juicios por el pleito que tiene con el que fue su representante entre 2013 y 2014, William Brockhaus. Éste presentó una demanda en la que pide una indemnización de más de un millón de dólares por incumplimiento de contrato. Una suma que incluye los intereses, honorarios de los abogados y por supuesto los honorarios del mismo mientras ejerció de representante durante los años 2013 al 2015.
Por el momento, la justicia americana ha embargado uno de sus coches de lujo para hacer frente a los cargos en su contra. Sin embargo, el cantante fue visto por las calles de Los Ángeles conduciéndolo hace tan sólo una semana.
legados a este punto, la acusación tuvo que pedir al juez de Los Ángeles que prestase declaración su anterior asistente Joe Madera, por su supuesto conocimiento de los movimientos del artista, ya que se ha encargado de llevar sus cuentas y negocios durante esos años.
No es el único proceso judicial que tiene abierto
A este problema judicial se le suma otro que tiene con el cantante Alejandro Fernández, que también lo demandó el pasado mes por incumplimiento de contrato. Luis Miguel se negó a actuar en la gira conjunta que habían planeado sin explicación alguna ni recompensa económica, por lo que Fernández ahora pide una indemnización mediante una demanda judicial.
También tiene otro proceso judicial abierto con Warner Music, la que fuera su discográfica. Luis Miguel debería casi cuatro millones de dólares al sello una deuda reconocida por el propio cantante, éste acordó reembolsarle a la empresa 3.650.000 dólares en 2014 pero nunca pagó la cantidad. Incluso el año pasado llegó a renegociar la fecha en la que devolvería el dinero y a día de hoy sigue sin haber pagado la deuda.
