Gerard Piqué, de 34 años, y Shakira, de 44, protagonizaron un altercado con un fotógrafo que acabó con la Guardia Civil en su casa.
El futbolista del Barça y la cantante fueron captados haciendo surf en la playa de Oyambre, en Cantabria. Junto a la pareja se encontraban sus hijos Sasha y Milan y un grupo de unos ocho amigos, entre los que se encontraban miembros de seguridad de la pareja.
La persona que les hizo las fotos fue Javier Rosendo, que relató en el programa 'Viva la vida' el tenso enfrentamiento que se produjo con la pareja, que ha descrito como "un desencuentro con una situación de falta de respeto y de violencia hacia mi persona y de agresión hacia la libertad".
Javier comenzó aclarando que no es paparazzi sino "un fotógrafo con una trayectoria de 25 años" que trabaja para 'El diario Montañés' y que se desplazó a la playa después de que le llamaran para "cubrir la información gráfica de que ellos estaban surfeando".
El programa de Mediaset mostró las fotos que les había hecho el fotógrafo a Piqué y a Shakira, donde no salían en ningún tipo de situación comprometida salvo que al futbolista le preocupara que salieran a la luz cuando aún estaba de baja médica tras sufrir una lesión, elongación en el sóleo de la pierna izquierda, en el encuentro frente al Athletic Club.
Piqué me increpó y trató de que borrara las fotografías
Tras hacer el reportaje de una jornada de playa y surf de la pareja, esperó a que Piqué saliera del agua porque "había una menor en la playa que quería hacerse unas fotos con él" y le preguntó "si no le importaba hacerse una foto con la niña".
El fotógrafo contó que Piqué le hizo una propuesta que él no aceptó, provocando el enfado del futbolista catalán. "A raíz de ese momento, ellos se vieron incómodos y surgió la presión de todos sus acompañantes hacia mí. Piqué me increpó, me inclinó a que borrara las fotografías, incluso me ofreció a hacer la fotografía de la niña a cambio de borrar las fotos que haba realizado. Yo le dije que perdón, pero que no podía borrarlas. Soy fotógrafo, es mi trabajo".
La tensión fue a más. "A partir de ese momento, él se dio la vuelta y sus acompañantes directamente vinieron a por mí. Yo no puse ningún tipo de resistencia. Continuamente todas las personas que le acompañaban, me increpaban, me coaccionaban, se acercaban a mí sin ningún tipo de precaución, sin mascarilla hasta que yo tomé la determinación de colocarme la mía e indicarles que había que mantener una distancia".
Me quitaron la cámara y borraron las imágenes hasta unas fotos personales que tenía
Entonces se pusieron violentos con Javier. "Me abordaron, me quitaron la cámara. Yo en ningún momento me acerqué hacia ellos. Estuvieron borrando las imágenes tras mirar en Google cómo buscar el tarjetero y las instrucciones de cómo hacerlo".
Javier se mantuvo pacífico en todo momento sin mostrar resistencia a nada. "Yo no me acerque a ellos ni les recriminé nada, solo que no me borraran las tarjetas porque tenía fotografías personales de una boda, les ido igual. Borraron la tarjeta con todo y fue a partir de ese momento cuando sentí una impotencia absoluta ante mi trabajo, de cómo puede otro fotógrafo hacerle algo a otro de esta forma, porque el que las borró era fotógrafo".
"En los momento previos de tensión, estaban sorteando de que manera salirse con la suya, entre: 'tírale la cámara al mar, rómpele la cámara, llévate la tarjeta'... Tuvieron una serie de recriminaciones hacia mí y barajaron varias posibilidades", relató.
El fotógrafo llamó a la Guardia Civil
"Finalmente el fotógrafo que borró las imágenes mostró su gran gesto, o así me lo hizo ver, devolviéndome la cámara. En ese momento ellos se fueron y yo había llamado a la Guardia Civil cuando las estaban borrando", explicó.
Rosendo decidió denunciar lo ocurrido. "La verdad es que no lo entendía. Me superó en ese momento y no tenía otra cosa que llamar a la Guardia Civil". Tiempo después, la benemérita se personó en la casa en la que se encontraba alojada la familia y su grupo de amigos para recabar información de lo ocurrido.
La menor acabó llorando y vivió una situación bastante violenta
Javier se defendió diciendo que él estaba haciendo las fotografías "en una playa pública". "Yo no iba a hacer fotos comprometidas. Yo iba a cubrir una información gráfica de que Shakira y Piqué estaban haciendo surf en Oyambre. A mí no me importa si había niños o no. Yo solo iba a hacer fotos exclusivamente a Shakira y a Piqué, que era el trabajo que tenía que realizar y así lo hice".
Este fuerte enfrentamiento lo presenció la menor, que acabó llorando al ver la violenta y tensa situación. "Me podía haber ido y lo que hice fue el tener el gesto con una niña que al día siguiente era su cumpleaños y le hacia mucha ilusión hacerse la foto. En cambio, la niña pues tuvo un gran desencuentro, estuvo llorando porque vio en primera persona una situación bastante violenta".
Una testigo asegura: "Yo no sabía cómo iba a acabar aquello, iban a por él y no me podía ir"
Una testigo, María del Mar, también relató en el programa presentado por Emma García que ella temió que le pudiera pasar algo al fotógrafo.
La mujer señaló: Yo soy una espectadora casual que estaba paseando por la playa. He visto una situación que no me gustaba nada, que aquello yo no sabia cómo iba a acabar. Muchos momentos de tensión, cuando se han tirado a él y le han arrancado la cámara. Incluso yo le dije algo a uno de ellos y me insultó a mi persona. Estaban irascibles totalmente".
Después añadió: "Yo no sabía quiénes eran ellos. Solo vi un altercado de unas personas que no sabía cómo iba a acabar él porque veía que venían a por él y yo decía: 'no me puedo ir de aquí, qué le van a hacer', porque en todo momento vi que la cosa no iba a ir nada bien".
No se puede consentir que un periodista sea atacado impunemente de esta manera
La Asociación de Fotoperiodistas Cántabros se ha pronunciado tras el altercado y ha defendido al fotógrafo en un comunicado que ha hecho público.
En el escrito expresa su repulsa por el incidente protagonizado por el "séquito" que acompañaba a Gerard Piqué y Shakira en la playa de Oyambre. "No se puede consentir que un periodista en el ejercicio de su trabajo sea atacado impunemente de esta manera, se encontraba en un espacio público, y está perfectamente reglado el derecho que ampara a un profesional del periodismo de llevar a cabo su trabajo".