Desde que accedió al poder, Rajoy ha metido la tijera sin dilación en muchos sitios, alguno inesperado. Pero el presidente del Gobierno ha vedado un terreno que, a corto y probablemente a medio plazo, no osará tocar: las pensiones. Para distanciarse de Zapatero, en su discurso de investidura prometió revalorizarlas y lo ha hecho: a día 1 de abril de 2012, éstas se sitúan en una media de 827 euros, lo que supone un crecimiento del 3,1% con relación al mismo mes de 2011, según informó ayer el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Pero luego está la letra pequeña, la que habla de pensiones bajas en comunidades tradicionalmente desfavorecidas por su escaso tamaño industrial o por el peso de la agricultura u otros factores. Por provincias, la mayor diferencia se registra entre Vizcaya y Ourense, las dos al norte de la península: si un pensionista bilbaíno cobra de media unos 1.032 euros, un orensano solo gana 604 euros. La primera pensión es nada menos que un 70% superior a la segunda.
La pensión media incluye todas las clases de retribuciones: jubilación (la principal, ya que reúne más de la mitad de la cuantía), incapacidad permanente, viudedad, orfandad y a favor de familiares. La pensión media de jubilación fue de 942,46 euros en abril, lo que da un aumento del 3,4 % con respecto a marzo del año pasado.
La comunidad con la pensión media más alta es, de lejos, el País Vasco, con 1.021 euros. De hecho, en Vizcaya y Guipúzcoa hay un empate técnico, con 1.032 euros cada una: la diferencia está en los decimales. Le sigue Asturias (981 euros) y Madrid (978 euros). Las tres pensiones medias más débiles se registran en Galicia (693 euros), Extremadura (702 euros) y Murcia (728 euros).
Aparte de Ourense, en otras cuatro provincias españolas los pensionistas reciben una media inferior a 700 euros: Almería (671), Córdoba (694), Zamora (692) y Lugo (616).