Abengoa trata de evitar la mayor quiebra de la historia de España después de que el lunes el consejo de administración de la compañía decidiera solicitar concurso de acreedores para la matriz, Abengoa SA.
De acuerdo a fuentes de la multinacional energética, la compañía tratará ahora de que el concurso de la matriz no afecte al resto de filiales, en particular a Abenewco 1, la sociedad a la que se ha ido traspasando el grueso del negocio del grupo, y de la que dependen los 14.000 trabajadores que tiene en el mundo, 2.500 en España.
Según las mismas fuentes, la deuda actual de Abengoa SA es de 153 millones de euros, y no cuenta con empleados.
La decisión de solicitar concurso para la matriz ha sido impuesta después de que parte de los acreedores financieros no hayan permitido extender los plazos previstos para cerrar la negociación de la reestructuración de la deuda de la compañía, que se viene aplazando desde el pasado mes de agosto.
Abengoa cerró el ejercicio 2019 con un pasivo corriente por importe de 7.465 millones de euros
De extenderse la situación concursal de Abengoa SA al resto de sociedades del grupo, el concurso de acreedores alcanzaría un tamaño tremendo, superando incluso el pasivo con el que se declaró en 2008 en concurso de acreedores la inmobiliaria Martinsa Fadesa, con unos 7.200 millones de euros, hasta ahora la mayor quiebra empresarial ocurrida en España.
Abengoa presentó hace una semana las cuentas del grupo del ejercicio 2019, con retraso evidente. Según las mismas, al cierre de ese ejercicio la compañía arrastraba un pasivo corriente por importe de 7.465 millones de euros.
La multinacional sevillana viene bordeando el concurso de acreedores desde hace más de cinco años. En noviembre de 2015 se declaró por vez primera en preconcurso de acreedores, pero alcanzó un acuerdo en el último momento con los acreedores para refinanciar la deuda.
En seis años, Abengoa ha pasado de emplear a más de 32.000 personas a poco más de 14.000
Desde entonces, realmente Abengoa se está gestionando de forma similar a la que se haría si el grupo estuviera efectivamente en concurso de acreedores.
En los últimos cinco años la compañía no ha parado de desprenderse de grandes activos, como su filial en Estados Unidos, o más recientemente su negocio en México o su sede en Sevilla (la Junta de Andalucía tiene previsto construir ahí su Ciudad de la Justicia).
En estos últimos cinco años, los acreedores financieros de Abengoa han capitalizado deuda, y la plantilla se ha reducido drásticamente, desde las más de 32.000 personas con las que contaba en 2014 a las 14.000 con las que cerró en 2019.
La compañía celebrará el próximo 3 de marzo, en primera convocatoria, nueva junta de accionistas, en la que previsiblemente los accionistas agrupados en la plataforma AbengoaShares tomarán el control de la empresa y nombrarán como presidente a Clemente Fernández.
En pleno boom de la energía renovable, con varias empresas españolas del sector analizando su salida a Bolsa, y con los fondos internacionales dispuestos a financiarlas, Abengoa, que llegó a ser una de las líderes mundiales en este negocio, pasa ahora por los peores momentos desde que se fundara en el año 1941.