Europa le está viendo las orejas al lobo. Los mercados soplan y soplan, y las casas de los cerditos tiemblan y vuelan. Una prima de riesgo disparada en España e Italia ha causado preocupación incluso entre los miembros del BCE, ese banco central que hasta ayer se negaba a imprimir billetes para disipar las dudas de los inversores. Sin embargo, hoy su presidente, el italiano Mario Draghi, ha declarado que hará todo lo que sea necesario para salvar al euro. Y los mercados han abierto las botellas de champán con la relajación de las primas de riesgo y las alzas de las bolsas y la moneda única europea.
El plan europeo ya está trazado y consensuado. Y consiste en dos patas. Por un lado, se tiene que ir avanzando con celeridad en la unión bancaria con un fondo de garantía de depósitos único, el BCE supervisando todas las entidades y un instrumento de recapitalización y liquidación de bancos. La idea consiste en desplegar una red de instrumentos con los que se separe el riesgo bancario del soberano. Y de paso se pueden aprovechar estos mecanismos para apuntalar a los Estados.
Por otra parte, fuentes de Bruselas barajan una ruta en cinco pasos. En primer lugar, se intentará aprovechar los 30.000 millones del rescate bancario a España para comprar deuda y rebajar su prima.
Segundo, estos 30.000 millones resultan claramente insuficientes, por lo que directamente se puede pasar a la siguiente fase: lo más rápido será convertir bien sea de forma solapada, bien abiertamente, el rescate bancario en uno soberano e ir cogiendo los fondos europeos para asistir en las subastas a España e Italia cada vez que lo precisen.
Bruselas teme elecciones y un Congreso más polarizado y con dificultades para abordar las reformas
El tercer estadio estriba en la licencia bancaria. Ewald Nowotny, presidente del banco central austriaco y uno de los halcones del BCE, envió el miércoles una importante señal de alivio a los Gobiernos que intentan salvar el euro. Declaró que se puede estudiar la concesión de una ficha bancaria al fondo de rescate, de modo que pueda tomar prestado cuanto sea necesario para auxiliar países o bancos. El comentario fue acogido el miércoles con una caída de la prima de riesgo española e italiana y una subida del euro.
El Gobierno de Rajoy se está asiendo a esta idea como si fuese un clavo ardiendo para escapar de una intervención total. El ministro de Exteriores, García-Margallo, admitía públicamente que ésta es la única solución viable. “En buena medida también se trata de garantizar la supervivencia del Ejecutivo actual y evitar un Congreso más polarizado y con más dificultades para abordar las reformas”, explica una fuente de Bruselas.
Liquidez ilimitada
Los mercados consideran que el fondo de salvamento europeo no tiene suficiente dinero para rescatar a España e Italia juntos. Pero si se diese a este flotador la capacidad de actuar como un banco, entonces podría acudir al BCE y obtener de él la liquidez, casi de manera ilimitada. Se trataría de una forma indirecta de monetizar la deuda pública, esto es, imprimir billetes.
En ese caso, los países que constituyen el fondo de rescate serían los responsables de que al tiempo que se inyectan los recursos se controlen la disciplina y las reformas de los Estados auxiliados. Y el BCE podría tener la conciencia tranquila porque prestarían con condiciones y por tanto asegurándose de que en el futuro esto no se repita.
La licencia bancaria fue en primer lugar propuesta por Daniel Gros, economista alemán director del think tank Ceps de Bruselas y asesor habitual de la Comisión y de políticos franceses y alemanes. De hecho, esta iniciativa ya ha sido apoyada por el presidente francés Hollande. Y el hecho de que Nowotny lo haya anunciado resulta también harto significativo. No en vano, el gobernador del banco central austriaco fue quien manifestó que se podrían digerir las quitas a Grecia cuando Trichet todavía se negaba de plano.
Sin embargo, el problema ahora mismo es que hay que abrir de nuevo el melón de los tratados y volver a someterse a un Consejo Europeo, aprobarlo por unanimidad y pasarlo por los parlamentos y tribunales. Semejante proceso duraría mucho más de lo que pueden resistir las tesorías de España e Italia.
No obstante, algunos expertos indican que podría funcionar si se gestiona bien su comunicación. Se podría primero anunciar y, luego, ir tirando de los recursos existentes hasta que se apruebe la licencia bancaria.
Responsabilidad de Países Bajos y Finlandia
Además, fuentes de Bruselas destacan que holandeses y finlandeses, dos de los países más beligerantes, sólo se han opuesto a aquello que no podían parar, es decir, protestaron de cara a su electorado nacional, como ocurrió con las compras de deuda soberana. Sin embargo, la responsabilidad siempre se ha impuesto y en todo lo que precisaba unanimidad han votado con el resto, como sucedió con la inyección de fondos directa en los bancos o que el fondo de rescate perdiese su estatus de acreedor preferente.
El cuarto paso consistiría en el uso del arma definitiva, la potencia de fuego del BCE. Los Gobiernos han extraído el compromiso público de Mario Draghi de que actuará para proteger la moneda única. Esta estrategia además se ha visto reforzada por el hecho de que el Bundesbank, el órgano que más manda en el BCE y más reacio a dar ayudas, publicase esta semana un informe en que recomendaba que ni siquiera Grecia saliese del euro.
Para Alemania es esencial que los periféricos no remoloneen, se disciplinen y la UE no se convierta en una unión de transferencias norte-sur
Y eso debería bastar, dada la capacidad ilimitada del BCE para generar recursos y por tanto detener los ataques. Sin embargo, para los germanos es esencial que los periféricos no remoloneen, se disciplinen y la UE no termine convirtiéndose en una unión con transferencias permanentes de las naciones del norte a las del sur. O sea, toda esta estrategia depende de que los periféricos cumplan, y ése es precisamente el quinto paso. No obstante, ¿qué pasa si el tratamiento resulta excesivo y el paciente periférico fallece? Fuentes próximas al Gobierno reconocen que no se ha desvanecido todavía el temor a que a los alemanes en algún momento se harten y no les importe la voladura del euro en los países del sur y quedarse sólo con los del norte. “La estrategia alemana se basa en que penda siempre esa amenaza sobre nuestras cabezas”, confesaba una fuente cercana al Gobierno.
En toda este despliegue, Luis de Guindos ha desempeñado un rol decisivo. El ministro de Economía ha explicado a sus pares europeos que si continuaban los problemas para financiarse, la deuda privada y pública de España se tornaría insostenible y sólo se podría terminar en un gran impago acompañado de la salida del euro para recobrar la competitividad.
Merkel es muy consciente de que ese supuesto acabaría también con la salida de Italia y juntos, españoles y transalpinos, infligirían un agujero en los bancos de todo el mundo por valor de 1,8 billones de euros según los datos del BIS.