Justo cuando revive el debate de la independencia de Cataluña, Hacienda publica de nuevo las balanzas fiscales, el sistema de cuentas públicas territorializadas que intenta medir cómo se distribuyen los gastos y los ingresos del Estado en función de las distintas Comunidades a esfuerzos fiscales y competencias homogéneas. Y el resultado es que con la crisis Madrid se convierte en la gran pagana del sistema con un déficit fiscal de 13.672 millones de euros. Ninguna otra Comunidad aportó tanto a las arcas comunes en 2012. De hecho, el saldo de Cataluña con el resto del Estado se situó en 2012 en los 1.220 millones.
Es decir, la Comunidad catalana tan sólo contribuyó de forma neta con un 0,6 por ciento de su PIB al sistema, muy lejos del 6,9 por ciento que brinda la región de Madrid. La otra Autonomía que sufre diferencias negativas entre los ingresos y gastos es Baleares, con 412 millones que equivalen al 1,6 por ciento de su PIB. No obstante, el informe de Hacienda señala que estas diferencias en su mayor parte obedecen a las diferencias de rentas entre las regiones. Es decir, los ciudadanos de las Comunidades más ricas tienen más ingresos y, por lo tanto, tributan mucho mucho más.
Tal y como se puede comprobar en la tabla a continuación, el resto presentan todas saldos fiscales positivos. Por ratio sobre PIB, destacan Extremadura con un superávit del 20,9 por ciento del PIB, Canarias con un 12,9 por ciento y Asturias con un 12,5 por ciento. En términos absolutos, Andalucía percibe un neto de 15.746 millones, Galicia 6.227 millones y Canarias 5.222 millones.
Estos resultados se explican porque en 2012 el conjunto de las Administraciones acumularon déficit, de forma que la inmensa mayoría recibía más desembolsos que lo que recaudaban y era el Estado central el que tenía que acudir a los mercados para endeudarse y compensar ese agujero en las cuentas. Eso explica que en realidad sólo tres Comunidades fuesen capaces de aportar de forma neta.
Y si se examina además el saldo teniendo en cuenta las operaciones financieras como el Pago a Proveedores, el FLA o la reestructuración bancaria, entonces sólo Madrid obtuvo en 2012 un saldo negativo. Como la mayoría de las Comunidades no podían acceder a los mercados salvo a intereses prohibitivos, la Administración central tuvo que captar esos recursos y transferirlos a los gobiernos autonómicos para que pudiesen hacer frente a los compromisos presupuestarios.
Por el contrario, si neutralizamos el déficit de las cuentas públicas, entonces tenemos los saldos fiscales relativos, cuyas balanzas aumentan a favor de las Comunidades. Y en ese caso el saldo de Cataluña con respecto al conjunto de regiones se eleva a los 7.439 millones frente a los 19.015 que computa Madrid. O lo que es lo mismo, un 3,75 por ciento del PIB de Cataluña frente a un 9,57 por ciento del PIB de Madrid. Sin embargo, esos cálculos son hasta cierto punto ficticios porque pretenden que nunca existió el déficit público. Bajo esta óptica, Valencia pasa a ser también contribuyente neto con 1.453 millones de euros. En cambio, Andalucía rebaja su saldo positivo hasta los 8.531 millones, Galicia hasta los 3.946 millones y Canarias a los 3.479 millones.
En términos per cápita y neutralizado de déficit, un ciudadano madrileño da tres veces lo que pone un catalán, unos 2.927 euros al año frente a 984 euros. A sensu contrario, un extremeño medio recibe 2.401 euros, un canario 1.622 euros y un gallego 1.423 euros, como se puede apreciar en el cuadro recogido abajo.
Según los datos del informe de Hacienda, los flujos redistribuidos entre regiones ascendieron a los 29.000 millones de euros, un 2,9 por ciento del PIB nacional. Desde el punto de vista de las regiones receptoras netas, los flujos de entrada representaron en su conjunto un 5,5% de su PIB.
Como ya hemos apuntado, la diferencia en los saldos fiscales se deben sobre todo a las diferencias que existen en rentas per cápita. De hecho, si se cotejan los saldos con el PIB per cápita, se puede comprobar cuánto se desvía de verdad el binomio saldo-riqueza respecto a la media. En el gráfico recogido a continuación se puede comprobar si una Comunidad queda por arriba o por debajo de la media, esto es, si sale beneficiada o perjudicada teniendo en cuenta sus rentas. Y por ejemplo se puede verificar como el saldo de Cataluña se corresponde directamente con el PIB por habitante que tiene. Otro caso distinto es el de las regiones forales, Navarra y País Vasco, las cuales presentan superávits fiscales a pesar de tratarse de dos de las Comunidades más ricas. En el extremo opuesto se encuentran en cambio Valencia o Murcia, que son más pobres y sin embargo se ven perjudicadas por el sistema.