Los bancos intensifican su acción de 'lobby' ante las aristas del impuestazo. Las patronales AEB y CECA preparan un frente común con el respaldo de una de las 'Big Four' para poner encima de la mesa la contribución fiscal del sector. Es la primera vez que ambas patronales trabajan de la mano en el plano fiscal y coincide en pleno hachazo a los bancos, que ya descuentan que el gravamen de Pedro Sánchez se suavizará para evitar el choque frontal con el Banco Central Europeo (BCE), según distintas fuentes financieras consultadas por Vozpópuli.
CECA, la patronal de las antiguas cajas de ahorros, tomó la iniciativa por separado hace seis años. Ha elaborado un informe anual desde 2016 con la contribución fiscal de las entidades que conforman la CECA, como CaixaBank, Unicaja, Abanca, Ibercaja y Kutxabank. En medio de la 'batalla' con el Gobierno por el impuesto, el plan ahora pasa por poner encima de la mesa la contribución fiscal del conjunto de la banca en 2021, el último ejercicio completo.
El informe sectorial llegaría en un momento clave en la tramitación parlamentaria del impuestazo. La nueva tasa, que gravará el 4,8% de los ingresos típicos y comisiones, se admitió a trámite la semana pasada, con el rechazo de PP, Vox y Ciudadanos. Las entidades están convencidas de que el impuesto es inconstitucional porque genera un problema de doble imposición y es discriminatorio respecto a otros sectores. Pero no han encontrado el respaldo de los partidos políticos para recurrir el plan de Sánchez ante el Tribunal Constitucional.
Las entidades están convencidas de que el impuesto es inconstitucional y darán la batalla judicial por separado"
Ahora, las entidades se aferran a que la oposición pueda presentar enmiendas parciales, sin descartar un veto a la proposición de ley del Grupo Socialista y Podemos, como reconocen fuentes de CECA. O incluso que sea el propio Gobierno el que corrija parte de la proposición de ley tras escuchar la opinión del BCE antes de que el gravamen se convierta en ley.
La estabilidad financiera como línea roja
"Tenemos que asegurarnos de que no tiene ningún impacto negativo desde el punto de vista de la estabilidad financiera", dijo el jueves pasado Nadia Calviño, vicepresidenta económica. El Ejecutivo se abría así a suavizar el impuesto a la banca, como publicó Vozpópuli. El BCE, de momento, se ha limitado a advertir de que el nuevo gravamen no debe restringir ni encarecer el crédito.
Sánchez había irritado al sector por tramitar como proposición de ley el impuesto, la vía exprés para aprobarlo sin la opinión del Consejo de Estado ni de los sectores implicados. Incluso las patronales advirtieron a los partidos políticos de su "preocupación" de que no tuviera en cuenta al BCE, según fuentes conocedoras.
"Sería un mal menor", señalan fuentes próximas a uno de los grandes bancos del Ibex, que asumían desde el inicio que Sánchez no daría marcha atrás en plan para gravar las comisiones del sector. Calviño, precisamente, abogó por un "gravamen adecuado" que permita al Estado una "recaudación adecuada". El Gobierno aspira a recaudar unos 3.000 millones de euros con la tasa extraordinaria que se aplicaría en 2023 y 2024.
Sánchez y su acercamiento a la banca en BBVA
El propio presidente del Gobierno escenificó un acercamiento con la banca el mismo día en el que la vicepresidenta se abría a introducir cambios durante el trámite parlamentario. El pasado jueves Pedro Sánchez visitó La Vela, la sede operativa de BBVA, para inaugurar un acto sobre sostenibilidad. Compartió la apertura del foro con Carlos Torres y estuvo arropado por la plana mayor del banco. Entre los asistentes también estaba Alejandra Kindelán, presidenta de la AEB.
Las entidades alertan de los efectos económicos que podría tener la nueva tasa. Calculan que recortará en unos 50.000 millones el crédito disponible, el 4,1% del total del saldo de préstamos del sistema al sector privado. También advierten sobre el impacto en la reputación y el atractivo de los inversores internacionales.