El Banco de España (BdE) rebaja 1,9 puntos porcentuales su previsión de crecimiento económico para este año del 6,3% pronosticado en septiembre al 4,5%, en línea con el hundimiento en las proyecciones realizadas por la OCDE o la Comisión Europea en las últimas semanas. La compresión de las rentas de hogares y empresas por la inflación, los cuellos de botella en las cadenas de producción y los retrasos en los fondos europeos son los causantes de esta "moderación" en el tramo final de 2021.
El organismo presidido por Pablo Hernández de Cos espera que el año se cierre con una inflación del 3% por la imparable escalada de los precios de la energía, que ya se están trasladando a la alimentación. Además, el consumo privado, que supone algo más de la mitad del PIB, no está respondiendo como los organismos económicos esperaban: sólo crecerá un 4,3% este año, frente al 9,6% que pronosticó el Banco de España hace tres meses. Es decir, 5,3 puntos menos.
La desconfianza de los hogares españoles ha crecido por la incertidumbre económica. En el mes de octubre las familias mantuvieron intactos los altos niveles de ahorro alcanzados hasta junio, cuando atesoraban más de 941.500 millones de euros a resguardo en depósitos bancarios por la acumulación forzosa de la pandemia y los confinamientos.
El Banco de España detalla en su informe trimestral cómo en el tercer trimestre del año la demanda nacional privada "mostró una notable falta de empuje" por las alteraciones en las cadenas de suministros (que dificultaron la adquisición por parte de los consumidores de algunos bienes duraderos), el repunte de la pandemia (que podría condicional el consumo de algunas servicios si se retomaran las restricciones), y la inflación (que podría restringir las posibilidades de gasto, especialmente en los hogares de menores rentas).
Óscar Arce, director general de Economía y Estadística, ha recordado que en el segundo trimestre del año ya se experimentó un peor punto de partida por la fuerte revisión a la baja realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) (del 2,8% al 1,1%) y en el tercer trimestre, el consumo privado sorprendió negativamente (creció un 2% frente al 2,7% previsto), lo que empuja hacia abajo de manera significativa la media de PIB para este año.
Alarga la recuperación hasta 2023
Ya en 2022, el Banco de España espera que el PIB crezca un 5,4% (frente al 5,9% estimado hace tres meses), con un impulso del gasto por la desaceleración "intensa" de la inflación en primavera, la mejora en la confianza de los agentes privados y de las condiciones en el mercado de trabajo, y el despliegue de proyectos vinculados al programa Next Generation EU. Esto permitiría retomar el nivel precrisis hacia el inicio de 2023.
En definitiva, el Banco de España prevé que "en el transcurso de 2022, el gasto de los hogares en bienes y servicios de consumo irá cobrando un mayor dinamismo, a medida que se desvanezcan los cuellos de botella en la producción de algunos bienes que están impidiendo que la demanda se vea satisfecha en su
totalidad (como es el caso de los automóviles) y, al final del año, como resultado del intenso descenso esperado de la tasa de inflación".
Arce ha explicado este viernes que para el déficit público, el Banco de España mantiene una previsión del 7,5%, sin grandes cambios respecto a lo estimado en septiembre a pesar del deterioro macroeconómico. "Vemos un cierto deterioro adicional en 2022 como consecuencia de la revisión a la baja del PIB y ya en 2023, unos niveles de déficit del 4%", ha explicado.
En 2023, con la eliminación de los cuellos de botella, la reducción de la inflación y la traslación de los fondos europeos que no se están utilizando ahora, el organismo revisa al alza la tasa de crecimiento del PIB del 2% al 3,9%. "Siempre y cuando no se produzcan nuevos shocks, esperamos una recuperación gradual de la inflación general con tasas interanuales por debajo del 2%", ha indicado.
El BdE advierte que estas proyecciones están sometidas a ciertos riesgos a la baja, como la posibilidad de que se agrave la situación epidemiológica con la variante Ómicron. También existen elementos que podrían acelerar el crecimiento, como una recuperación del turismo más rápida o la posibilidad de que hogares y empresas destinen una mayor parte del ahorro acumulado durante la pandemia al consumo y la inversión.