Santander UK y el resto de los grandes bancos de Reino Unido, incluyendo Barclays, HSBC, Lloyds Banking Group, Royal Bank of Scotland y Cooperative Bank, necesitarán entre 2.200 y 3.300 millones de libras adicionales (2.978 y 4.467 millones de euros) para adaptarse a las nuevas exigencias del regulador financiero británico por las que desde 2019 deberán separar su negocio de banca minorista del resto. A partir del 1 de enero de 2019, las entidades con más de 25.000 millones de libras (22.125 millones de euros) deberán crear un "anillo de seguridad" en torno a su negocio estratégico minorista con el fin de aislar estas actividades del resto del negocio.
Las entidades deberán crear un "anillo de seguridad" en torno a su negocio estratégico minorista con el fin de aislar estas actividades del resto de actuaciones
La Autoridad de Regulación Prudencial de Reino Unido (PRA) reconoce que la aplicación de las nuevas reglas "puede resultar en un incremento de exigencias de capital para algunas entidades" que alcanzarían una cifra agregada de entre 2.200 y 3.300 millones de libras esterlinas en términos agregados, precisando una información que había avanzado Sky News.
"Hacer más resilientes a nuestras entidades ha estado en el primer plano de nuestra agenda de reformas", destacó Andrew Bailey, subgobernador del Banco de Inglaterra y consejero delegado de PRA, quien señaló que las propuestas presentadas" ofrecen claridad a los bancos afectados sobre cómo se aplicarán".
Tests de estrés propios
La nueva regulación pretende que las entidades afectadas cuenten con suficientes recursos de capital de forma autónoma, protegiéndolos de los riesgos procedentes de otras partes de sus respectivos grupos. Asimismo, la autoridad británica propone que estas unidades bancarias aisladas se sometan a sus propios tests de estrés con el fin de conocer el conocer el impacto de las tensiones sobre su actividad y reportar información a los reguladores y el Banco de Inglaterra.
Por otro lado, el regulador plantea que las entidades separadas no podrán distribuir dividendos a entidades del grupo "a menos que se haya dado un aviso razonable a la PRA sobre la intención de realizar el pago". En este sentido, la autoridad prudencial británica considera este aviso debería incluir información sobre la capacidad de las entidades aisladas para mantener "suficiente capital" tras realizar el pago del dividendo, permitiendo a la PRA supervisar la distribución y examinar si continúan cumpliendo las exigencias de forma individual.