La responsabilidad del exdirector financiero de Caja Madrid, Ildefonso Sánchez Barcoj, en la firma de los contratos de las tarjetas opacas no sería delito, según aprecia la Fiscalía Anticorrupción, por lo que no se le podría achacar un delito de falsedad documental. Barcoj firmó, entre otros, el contrato de la visas ‘black’ de la entidad para Rodrigo Rato y el que fuera su “número dos”, Francisco Verdú.
Lo que sí acredita, según fuentes jurídicas consultadas por Efe, es el grado de participación del exdirectivo en este sistema de visas opacas, del que desde el principio se ha intentado desmarcar. Fue uno de los primeros imputados por ello junto a Rato y su antecesor en Caja Madrid, Miguel Blesa.
Anticorrupción considera que no se le podría achacar un delito de falsedad documental porque Barcoj no trató de falsificar la rúbrica del usuario de la visa
Sin embargo, Anticorrupción considera que no se le podría achacar un delito de falsedad documental, pues estos documentos no afectan al tráfico jurídico mercantil y, además, no trató de falsificar la rúbrica del usuario de la visa, ya que estampó la suya propia, en la que se adivinan perfectamente las siglas "ISB". Además, su rúbrica se encuentra en otros muchos contratos, como el de Rodrigo Rato, e incluso otros están sin suscribir, señalan las mismas fuentes.
La firma de Sánchez Barcoj, como este lunes adelantaba el diario El Mundo, aparece bajo el epígrafe de titular en el contrato en el que Verdú se presenta como beneficiario de una tarjeta que, según declaró él mismo el pasado viernes, se negó a usar. Verdú relató que Rato le había entregado en febrero de 2012 un sobre con la tarjeta, el contrato y el número Pin, pero no la aceptó porque le parecía una "mala praxis" ya que, además de disponer de otra tarjeta de empresa, en ese momento se habían limitado las retribuciones de los miembros de las entidades nacionalizadas.
Verdú relató que Rato le había entregado en febrero de 2012 un sobre con la tarjeta, el contrato y el número Pin, pero no la aceptó porque le parecía una "mala praxis"
En esta misma tesis coincidió Barcoj durante su declaración como imputado el pasado octubre, cuando aseguró que le había parecido "chocante" que el exvicepresidente del Gobierno le dijera que le "daba una tarjeta" en un momento en el que el Gobierno había limitado la retribución de los bancos intervenidos a 600.000 euros anuales y dejó de tener fondo de pensiones.
Asimismo, defendió que la decisión de qué personas recibían las tarjetas opacas de la entidad era de los expresidentes Miguel Blesa y Rodrigo Rato y que creía que todo era legal. De esta forma, al contrario de lo que sostenía Bankia en el informe de Auditoría Interna que destapó el escándalo, Barcoj mantuvo que la gestión de las tarjetas no le correspondía a él y que su tarea era controlar que no se excediera el presupuesto asignado a cada una de ellas, actividad "ordinaria" que hacían sus secretarias.
Era el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa quien "decidía qué directores generales recibían esa tarjeta" y luego lo planteaba en los órganos de gobierno de la entidad, según la fuente.