El pasado 8 de julio se conocían las revelaciones incendiarias de Luis Bárcenas después de su ingreso en prisión, a través del diario El Mundo, que han supuesto una enorme convulsión política interna. Afortunadamente, la sangre no ha llegado a los mercados. Están igual que antes, o incluso ligeramente mejor. Y eso que ha habido una reforma energética por medio, que eso sí ha repercutido entre los inversores.
El pasado viernes 5, último día abierto para los mercados, el Ibex acabó en 7.868 puntos y el bono a 10 años en el 4,69%. Dos semanas ‘hábiles’ después, el índice de los principales 35 valores está en 7.943 puntos y la deuda en el 4,68%. Por lo demás, el Tesoro logró colocar la subasta de bonos a 3, 5 y 10 años sin el menor problema, con cierto exceso de demanda.
De esta manera, los mercados no se han cerrado ni descuentan inestabilidad política. Algo básico, ya que en la comunidad internacional lo último que quieren ver es una debilidad del Gobierno que ponga en jaque la toma de decisiones. Pero la eclosión mediática de esta crisis no ha sido obstáculo, por ejemplo, para la presentación de una controvertida reforma energética, que esa sí ha pesado en los mercados.
Esperanza
Mientras tanto, han seguido viéndose algunos indicadores que inducen a la esperanza, como los datos de balanza comercial o incluso la subida de rating a Bankinter. Los rumores de recorte de calificación por parte de S&P a España, situando su deuda pública como bono basura parecen rumores infundados por parte de especuladores.
Desde flancos anglosajones, eso sí, han aparecido algunas críticas sobre Rajoy, especialmente desde el Financial Times. Pero el mercado parece vacunado contra esto. Contra lo que no lo está es contra las palabras de los presidentes de los bancos centrales, tanto Ben Bernanke como Mario Draghi.
Tal como comentaban desde una banca privada, España es un enfermo que ha estado una temporada en encefalograma plano y al que se le han aplicado algunas descargas de electroshock, en forma de recortes, subidas de impuestos… Así, en los últimos tiempos se ha recuperado el latido, pero la situación está lejos de ser estable. El Gobierno deberá lograr que el estado del enfermo mejore y ya no a base de desca rgas, sino de tratamientos sostenidos y saludables, es decir, más reformas estructurales de futuro. Pero este escándalo reciente, al menos, no ha colocado al enfermo una vez más en parada cardiaca.