España no es inmune a la crisis política de Francia. El país vecino lleva meses sufriendo la presión de los inversores por el desfase de sus cuentas públicas y la incertidumbre por la capacidad del Gobierno de acometer ajustes fiscales. De hecho, la prima de riesgo de Francia llegó a superar a la de Grecia y todavía está por encima de la española. Pero esta situación puede virar en cualquier momento y arrastrar a España.
“Existe el riesgo de que el impacto en las variables financieras de las tensiones políticas en otros países europeos se traslade en alguna medida a España”, alerta BBVA entre los factores de riesgo para el negocio que recoge en su última memoria anual enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Una advertencia velada a la incertidumbre en Francia, cuya fragmentación parlamentaria impedía hacer un ajuste para controlar el déficit público.
Las finanzas públicas francesas se descontrolaron en 2024 debido a una crisis política que dejó con las manos atadas a cuatro gobiernos distintos ante la caída inesperada de ingresos fiscales y el aumento del gasto por segundo año consecutivo. Francia llevaba sumida en un caos político desde hace meses y que culminó con la moción de censura al Gobierno de Michel Barnier, lo que disparó la prima de riesgo francesa. Llegó a superar la de Grecia, que estuvo a punto de ser expulsada del euro en 2012.
"La incertidumbre política, regulatoria y económica ha aumentado” desde las últimas elecciones generales en España, advierte BBVA, en plena opa para comprar el Sabadell
Como advertencia general, BBVA alerta a los inversores de que “existe un riesgo creciente de tensiones en los mercados de deuda soberana”, en un contexto de elevados niveles de deuda pública en muchos países desarrollados y emergentes, tipos de interés relativamente altos y perspectivas de moderación del crecimiento económico. Más aún, con las dudas sobre si el aumento de precios se ha controlado o sufrirán un inesperado repunte por la guerra comercial iniciada por Donald Trump.
Francia, con poco margen de maniobra
Como viene haciendo en los últimos informes remitido al mercado, el grupo de La Vela advierte de que “la incertidumbre política, regulatoria y económica ha aumentado” en España desde las elecciones generales de julio de 2023. Una advertencia que sigue incluyendo pese a que BBVA trata de convencer al Ejecutivo de Pedro Sánchez de que no torpedee la opa para comprar al Sabadell y dé el visto bueno a su fusión llegado el caso.
La presión sobre la prima francesa parece que se ha calmado en las últimas semanas. Al menos de momento. Después de varias semanas de retraso, el primer ministro actual de Francia, el centrista François Bayrou, aprobó el presupuesto para 2025 a inicios de este mes. Aunque tuvo que recurrir a usar poderes constitucionales especiales para eludir la división del Parlamento.
Carlos Cuerpos, Josep Oliu (Sabadell) y Carlos Torres (BBVA).
El Gobierno galo pretende recortar el déficit del sector público al 5,4% del PIB desde el 6% de 2024 mediante una combinación de medidas de ahorro y subidas de impuestos. A pesar de este esfuerzo, Francia seguirá como una de las economías de la Unión Europea con el mayor desfase de las cuentas.
Se estrecha la brecha
Actualmente el diferencial que exigen los inversores a Francia se mantiene por encima del de España. Eso sí, la brecha se ha estrechado: la prima de España se mueve entre los 66 puntos básicos y la de Francia en los 68 puntos básicos.
En el caso de España, el déficit público cerró en el 3,5% del PIB en 2023, el último ejercicio completo, aunque Hacienda anticipa que se alcanzará el objetivo del 3% en las cuentas del pasado año, que se suelen comunicar a finales del primer trimestre. El talón de Aquiles de la economía española sigue siendo el alto nivel de deuda pública.
CaixaBank ya alertó a los inversores de tensiones en la prima de riesgo si Sánchez no hace ajustes
Precisamente ayer, el Banco de España cifraba la deuda de las Administraciones Públicas (AAPP) según el Protocolo de Déficit Excesivo (PDE) en el 101,8% del PIB nominal a cierre de 2024, con 1,62 billones de euros. En términos absolutos la deuda creció en 46.000 millones respecto a 2023, pero en relación al PIB bajó en 3,3 puntos porcentuales. Una ingente cantidad de deuda que puede poner a prueba la capacidad de financiación del Estado, con poca maniobra para reforzar los fondos destinados a defensa, como se plantea la UE para hacer frente a la escalada bélica de Rusia.
Recientemente en otro informe a los inversores, CaixaBank también advertía de que el alto nivel la deuda pública en España puede extender las dudas de los inversores “en ausencia de medidas de ajuste fiscal”. El primer banco por activos de España ponía sobre la mesa dos hitos clave para los inversores. Primero, la reactivación de las reglas fiscales en la Unión Europea y, segundo, el repliegue del Banco Central Europeo (BCE), que desde este año ha dejado de comprar los bonos públicos que vencen.