Bankia volvió a explicar este lunes que sus ingresos se vieron afectados por la baja rentabilidad que dan los bonos de Sareb, que se acerca ya al 0%. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri es la que mayor exposición tuvo a este producto emitido por el banco malo ya que recibió bonos por valor de 22.318 millones de esa deuda, un 44% de los 50.788 millones totales.
El resto de la deuda se dividió en 5.097 millones para Abanca (NCG Banco); 1.962 millones para CaixaBank (Banco de Valencia); 610 millones a Banco Sabadell (Banco Gallego); 2.918 millones para Liberbank; 3.137 millones para Unicaja (CEISS); 2.212 millones para Ibercaja (Caja 3); y 5.820 millones para BMN.
Este último se ha incorporado ahora a la de Bankia, que a cierre de 2017 ascendía a 20.698 millones. Esta cifra se reduciría a 15.575 si se excluyeran los bonos de Banco Mare Nostrum. Es decir, la fusión de ambas entidades ha provocado que Bankia haya absorbido 5.123 millones de la deuda de Sareb de BMN.
Los bonos se van amortizando año a año y se van actualizando según el tipo de interés. Se calculan con el euribor a tres meses más un diferencial y se intenta siempre renovar una menor cuantía.
La intención del 'banco malo' es ir liquidando todo para que al final de su periodo -15 años- haya desaparecido el total de la deuda
Hay dos tipos de bonos: unos que vencen en diciembre y otros en febrero y hay tres tipos; los de un año, los de dos y los de tres. Todos remuneran a un tipo que se va renovando.
La intención del 'banco malo' es ir liquidando todo para que al final de su periodo -15 años- haya desaparecido el total de la deuda, sobre todo porque están avalados por el Estado.
Los bonos se crearon con un interés a tipo variable y suponían un ingreso extra para los bancos en un entorno de tipos altos. Más tarde, lo que se hizo fue convertirlos a tipo fijo el 80% de estos.