El primer ministro británico, David Cameron, ha convocado un referéndum el 23 de junio para decidir la permanencia de Reino Unido en la UE, lo que refleja la difícil relación que históricamente ha tenido este país con la Unión Europea y que se ha exacerbado durante la crisis económica y la mayor integración que han desarrollado los países del área euro.
Las últimas encuestas apuntan a que el país permanecerá en la UE, aunque el margen de la votación es ajustado. Los partidarios de abandonarla creen que el país se beneficiará ampliamente de esta decisión porque podría aumentar su competitividad con liberalizaciones más agresivas, más acuerdos librecambistas y menos aranceles de la UE. Además, podría aumentar la soberanía e independencia nacional en materia legislativa y reducir la presión fiscal y migratoria que supone estar en la UE.
¿Qué pasaría si finalmente saliera de la UE? El Brexit afectaría al comercio, la inversión directa extranjera y los flujos migratorios, así como a la estabilidad política tanto del Reino Unido como de la UE, según un estudio de Analistas Financieros Internacionales (AFI). Y España no sería inmune a esta situación, dados sus fuertes vínculos en materia de turismo, emigración, sector financiero y telecomunicaciones.
España está particularmente expuesta en el sector financiero a través del Banco Santander y Sabadell
Una de las cosas que más preocupan son las consecuencias para el sector financiero, puesto que España está particularmente expuesta en este sentido a través de Banco Santander y Banco Sabadell (TSB). Santander UK es depositario de entre el 10% y el 20% de las cuentas corrientes británicas y TSB del 5%. Además, en 2015 el grupo Santander tuvo un 28,6% de sus activos y un 30% de su beneficio neto en Reino Unido. Por su parte, TBS representó el 20,7% de los activos de Sabadell y un 17,2% de su beneficio.
En total, las entidades españolas tenían derechos de crédito sobre contrapartes británicas por valor de 412.000 millones de dólares en el tercer trimestre de 2015, solo algo por detrás de Alemania y Estados Unidos. En cambio, los derechos de crédito de instituciones financieras británicas sobre contrapartes españolas son considerablemente menores y no han dejado de reducirse durante la crisis.
Si el aumento de la incertidumbre derivado del Brexit fuera limitado, el mayor impacto se daría a través de la depreciación de la libra, que reduciría la cuantía de los beneficios que se repatriasen a España. Y si finalmente Reino Unido dejara la UE, el shock que sufriría la economía británica podría aumentar considerablemente el número de impagos y provocar un impacto en el capital de los bancos. Sin embargo, los bancos españoles podrían elegir dar o no apoyo desde la matriz a las entidades subsidiarias. Por otro lado, los bancos españoles podrían tener que afrontar también mayores costes regulatorios ante un nuevo marco normativo.
Impacto en flujos de comercio y en las inversiones
Pero no sólo preocupa el impacto en el sector financiero. El Reino Unido es el quinto destino más importante para las exportaciones de bienes y servicios españolas y supone cerca del 7% total. Además, es especialmente importante para las industrias automovilísticas y de aviación, alimentaria y farmacéutica. El Brexit podría perjudicar estos flujos de comercio porque disminuirá la confianza y el poder adquisitivo de los consumidores británicos por la previsible depreciación de la libra. Sin embargo, los efectos finales dependerán del modelo de relación bilateral que se establezca con la UE tras la salida.
Además, el Reino Unido es el principal destino para la inversión española en el extranjero y a su vez representa el 10% de la que recibe el país. La incertidumbre sobre el Brexit podría retrasar el flujo de fondos entre ambos países y la depreciación de moneda inglesa reduciría los beneficios de las empresas españolas con filiales en el Reino Unido. Además cualquier cambio regulatorio afectaría a la rentabilidad de las inversiones españolas allí.
La eventual salida del Reuno Unido podría ser un precedente de riesgo para el caso catalán
La depreciación de la libra podría influir también en el turismo, al reducir el poder adquisitivo de los británicos, que supone casi un 25% del total de los turistas que vistan España. En 2015, España recibió 15,5 millones de turistas británicos que gastaron 14.057 millones de euros. Además, unos 300.000 británicos tienen su residencia permanente en España y Reino Unido es el primer destino para la emigración española. Si se saliese de la Unión Europea, habría que negociar el acceso de sus ciudadanos a los servicios de ambos países.
Finalmente y aunque de forma menos tangible, la incertidumbre que rodea al referéndum británico y la posible salida del país podría tener consecuencias en la política europea española, pero también en su política interna. Por ejemplo, podría ser un precedente de riesgo para el caso catalán.
Los defensores de la permanencia en la UE
De hecho, casi todos los socios de la Cámara de Comercio Británica en España quieren que Reino Unido siga perteneciendo a la UE, según una encuesta realizada por este organismo, que pone de manifiesto que el 80% de los socios creen que la salida afectaría negativamente a la economía británica y reduciría las inversiones españolas. Tres de cada cuatro socios creen que el comercio entre ambos países descendería y que las relaciones de negocio serían mucho más difíciles.
El embajador británico en España cree que el Reino Unido y la UE serán más fuertes si siguen juntos
El embajador británico en España, Simon Manley, que participó esta semana en unas jornadas en Madrid, defendió la pertenencia del país en una UE reformada en cuanto a gobernanza, competitividad, soberanía nacional y prestaciones. Según Manley, tanto Reino Unido como la UE serían más fuertes con una victoria del sí en el referéndum.
Por su parte, el codirector del centro de estudios Open Europe, Raoul Ruparel, que participó en las mismas jornadas, advirtió de que una victoria del ‘no’ haría que Reino Unido tuviera que abrirse al mundo y competir contra mano de obra barata. A su parecer y a largo plazo, el impacto del Brexit podría ir desde una pérdida del 0,8% a una ganancia del 0,6% para el Reino Unido, según cómo se articulase la salida.