Hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística publicó la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al tercer trimestre y los datos desataron la euforia del Gobierno. El número de ocupados marcó un nuevo récord en 21.823.000 personas trabajando a cierre del mes de septiembre y la tasa de paro se situó en el 11,21%, el nivel más bajo desde el estallido de la crisis financiera internacional, en 2008.
La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, destacó tras su publicación que la España de los 20 millones de ocupados es ya una realidad y que la España de los 22 millones de ocupados “está cada vez más cerca”. En un mensaje distribuido a las redes sociales, la vicepresidenta segunda del Gobierno se volvió a reafirmar en que las medidas llevadas a cabo dan sus frutos y reiteró el compromiso del Gobierno de seguir trabajando en “políticas que mejoren la vida de las personas trabajadoras”.
Según los datos de la EPA, en España había a cierre del tercer trimestre de este año había 21.823.000 personas ocupadas, de las que 18,665 millones eran asalariadas y 3,150 millones eran trabajadores por cuenta propia. Poco más de 3,54 millones de personas trabajaban para el sector público y el resto, 18,282 millones, para el sector privado. Además, había 2.754.100 parados, de los que 372.900, el 13,54% del total, estaban buscando su primer empleo. Son 9.400 menos que hace un año.
Analizando pormenorizadamente la Encuesta de Población Activa se observa que hay 995.500 parados que perdieron su empleo hace más de un año. Suponen el 36,1% de todos los desempleados. Pero hay un dato más preocupante aún: más de la mitad de esa cifra, en concreto 501.300 parados, dejaron su último empleo hace tres años o más y no necesariamente están cobrando las prestaciones o subsidios correspondientes. Son el 20,66% del total de parados que han trabajado anteriormente y el 18,2% de todos los desempleados.
Barreras para regresar al mercado laboral
La primera conclusión que se extrae del estudio de estas cifras es que es mucho más difícil volver a encontrar un puesto de trabajo cuando ya has trabajado anteriormente que encontrar el primer empleo. Y es que la población activa, las personas de 16 o más años de edad que durante la semana de referencia en la que se realiza la encuesta satisfacen las condiciones necesarias para su inclusión entre las personas ocupadas o paradas, según la definición del INE, aumentó entre los meses de junio y septiembre en 132.600; el número de personas ocupadas, en 138.300, y el número de parados apenas se redujo en 1.200 personas en un trimestre.
El Instituto Nacional de Estadística publica un apartado numérico sobre las causas por la que se ha dejado el último empleo. La primera de ellas, con diferencia, es haber llegado a la finalización del contrato. En esas circunstancias se encuentran 1.261.600 personas de los 2.426.200 desempleados que han trabajado con anterioridad. Representan el 52% del total.
El segundo grupo en importancia corresponde a los parados que perdieron su último puesto de trabajo hace tres años o más. Son 501.300, el 20,66% del total. La tercera razón es el despido o la supresión del puesto de trabajo, donde se incluye también la regulación de empleo, con 318.600 personas, el 13,13% del total. El resto se reparte entre enfermedad o incapacidad propia, cuidado de niños o adultos enfermos u otras obligaciones familiares, seguir cursos de enseñanza o formación... e incluso jubilación anticipada.
Reparto por sexo y edad
Del medio millón de desempleados que lleva esperando encontrar un empleo desde hace más de tres años, el 59%, cerca de 296.000 personas, son mujeres; el resto, 205.400, el 41%, hombres. La edad es un factor determinante en estas situaciones de paro de larga duración. De acuerdo con las cifras del INE, un total de 189.000 parados de estas características tienen 55 o más años y otros 143.000, entre 45 y 54 años. El 62,2% de los parados de larga duración se concentra entre quienes tienen más de 45 años.
Pero hay otras situaciones para seguir reflexionando. Hay cerca de 74.000 parados que tienen entre 16 y 34 años que atesoran tres años de espera sin haber podido conseguir otro empleo todavía. Otros 95.500 tienen entre 35 y 44 años. Están, pues, en el ecuador de su vida laboral. Solo en las edades más jóvenes hay más hombres que mujeres esperando el ansiado regreso.
El paro de la larga duración se ha convertido en uno de los problemas más difíciles de resolver de cuantos existen en el mercado laboral español, a pesar de que, en términos generales, vive una de las etapas de máximo esplendor. No es justificable que de los 2,43 millones de parados que han trabajado con anterioridad, 995.500, el 41%, lleve esperando otra oportunidad al menos un año. Según el INE, 442.200 llevan entre seis y doce meses; otros 342.600, entre tres y seis meses, y 644.000, menos de tres meses.