Mezclar la crisis de las cajas, las intrigas del Banco de España y el CNI daría fruto a una película de ficción que no tendría nada que envidiar a éxitos como 'La vida de los otros' o 'El Puente de los Espías'. Pero lejos de la gran pantalla, estos tres ingredientes han compartido más de un plato durante los últimos años. Con resultado cuestionable.
El Centro Nacional de Inteligencia ha hecho dos grandes incursiones en el sector financiero en los últimos años: el rescate de 2012 y la creación de un gran regulador bancario europeo en 2014.
Hace seis años, con España al borde del precipicio, todos los recursos del Gobierno se pusieron al servicio del rescate bancario, para evitar el de todo el país. El plan de salvamento estuvo a punto de saltar por los aires por las dudas de Alemania y la oposición de Finlandia. Fuentes financieras presentes en aquellas reuniones explican que el CNI fue prácticamente una extensión del Banco de España. El rescate se logró. Si su precio fue excesivo es difícil de evaluar.
'Operación Cibeles'
Pero hay otro momento más reciente en el que el Banco de España y el CNI han estrechado sus lazos. Fue en 2014, cuando se puso en marcha el Mecanismo Único de Supervisión (MUS). La creación de este organismo comunitario ha implicado ceder a Europa el seguimiento de los principales bancos españoles. Hasta 2014, el Banco de España podía aflojar las tuercas a una entidad para no hacerla caer o forzar fusiones, como hizo con nefasto resultado con Bancaja y Caja Madrid.
Pero desde hace cuatro años estas decisiones se toman en despachos en Frankfurt donde los banqueros españoles no levantan especial simpatía. Lo mismo ocurría con los reguladores de Madrid, cuya credibilidad estaba en cuestión al destaparse el agujero de las cajas.
La 'Operación Cibeles' -nombre ficticio- del CNI no era fácil. Había que ganar influencia en el nuevo regulador europeo: quien tiene las manijas de la banca controla media economía. Por ello, el Centro de Inteligencia se reunió con decenas de inspectores del Banco de España para convencerles de ir a Frankfurt. Había que preparar una Armada Invencible que desembarcara en el BCE a través del río Meno.
Llegaron muchos inspectores a Frankfurt, pero no fue suficiente para lograr un buen final para Banco Popular
Las cifras de la 'Operación Cibeles' -o 'Meno'- fueron alentadoras: 80 inspectores del Banco de España 'atracaron' en el MUS, un 22% del total. Y también se llegó a los puestos de mando: dos de los once directores generales son españoles, aunque queda por ver si España se queda la dirección general adjunta de Margarita Delgado cuando regrese al Banco de España en septiembre. Tenemos también a 4 de los 28 jefes de división; y entre 15 y 20 de los jefes de sección.
Pero la cantidad no hace la calidad. Pronto surgió la problemática de que muchos de los inspectores que aterrizaban en Frankfurt eran jóvenes que veían en el BCE un trampolín salarial y de rango. Pero con fecha de vuelta, antes que después. De nuevo tomó cartas en el asunto el CNI. De nada vale mandar un ejército de paracaidistas si un tiempo después no hay rastro de ellos. De nuevo, el resultado es cuestionable.
El fiasco de Popular
El último gran reto de España en el BCE fue un fracaso. Banco Popular se convirtió en un conejillo de indias en la nueva normativa de resolución, todavía por estrenar. Algo si cabe más escandaloso cuando había (y sigue habiendo) bancos como los italianos en mucho peor estado.
El Banco de España ha inundado la Torre del MUS en Frankfurt. Pero en el arte de hacer lobby Italia sigue ganando por goleada a España. Es cierto que compiten con ventaja gracias a la influencia de Mario Draghi. Tras un error estratégico en 2012, España ha estado sin un puesto en el consejo del BCE hasta ahora. La Armada Invencible no ha tenido un capitán que le guiara donde se toman las grandes decisiones.
Todas las esperanzas están puestas ahora en la vicepresidencia de Luis de Guindos, que debería ganar mucho poder el próximo año. En caso contrario, ya se sabe cómo acabó la Armada.
