La Comisión Europea publicó este miércoles el análisis de los desequilibrios económicos que servirá de base para elaborar en mayo las recomendaciones de reformas para España, las cuales luego son aprobadas a su vez por el Consejo de Jefes de Estado de la UE en junio y, por lo tanto, se convierten en mandamientos ineludibles forjados a hierro y fuego.
O dicho de otro modo, este documento reviste mucha importancia y de su contenido se pueden inferir cuáles serán las próximas iniciativas que desde Bruselas se prescriban al Ejecutivo de Mariano Rajoy. Y entre ellas se entrevé un poco más de aceite de ricino para la todavía convaleciente economía española: desde subir el IVA a bajar cotizaciones pasando por gravar más el patrimonio, aplicar impuestos verdes, moderar aún más los salarios o atajar las diferencias entre temporales e indefinidos, lo que casi siempre se termina traduciendo por bajar el coste del despido de los segundos.
El enfermo mejora progresivamente. España ya no es el país cuya condición más preocupa a la Comisión Europea y por consiguiente se le saca del pelotón de los torpes, donde ahora se sitúa a Italia. Se etiqueta a la economía española como afectada por desequilibrios económicos, pero éstos ya no se consideran "excesivos". Aunque gradual y lenta, se esboza para la Piel de Toro una recuperación en el horizonte, buena parte de las reformas exigidas se han completado, y la atención de las autoridades europeas se dirige ahora hacia los transalpinos y galos, demasiado alérgicos a las reformas.
Pero eso no significa que la senda de las reformas se haya acabado. En un documento de cerca de 80 páginas, la Comisión establece a modo de conclusión cuáles son los principales retos que aún han de afrontarse englobados bajo tres epígrafes: mejorar la competitividad y reducir las vulnerabilidades exteriores; sostener el desendeudamiento y reforzar el sistema financiero; y atacar el desempleo.
Competitividad y vulnerabilidades exteriores
En opinión de los analistas de la Comisión, se tardará una década de superávits por cuenta corriente en reducir la deuda con el exterior hasta registros que no comporten vulnerabilidades. Así que se debe seguir avanzando por el camino de la moderación salarial y de las reformas que aumenten la competitividad.
En este capítulo, se da un tirón de orejas a Guindos con la reforma de la ley de servicios profesionales, que después de dos años sigue sin aprobarse por la resistencia de los distintos gremios. Además, la Comisión sostiene que hay que facilitar que las pymes ganen tamaño y que el sector comercial obtenga permisos de apertura.
Con ocasión de la reforma fiscal, se recomienda que se aproveche para subir el IVA, verdes e impuestos relacionados con patrimonio a cambio de bajar las cotizaciones a la Seguridad Social, lo que rebajaría el coste del empleo al tiempo que encarecería las importaciones, esto es, la llamada devaluación fiscal. Si bien se destaca que para que funcione este cambio debe practicarse a gran escala, apostando por rebajas y subidas en cantidades sustanciales.
En cuanto a la reforma eléctrica, Bruselas afirma que en 2014 se comprobará si realmente solventa la cuestión del déficit de tarifa.
Desendeudamiento y sistema financiero
La Comisión percibe que aún existen muchas carencias en la legislación de procedimientos concursales. De ahí que el próximo viernes Guindos vaya a tomar medidas en este sentido, aunque el Ejecutivo europeo también señala que haga falta una revisión completa de las situaciones de quiebra de los ciudadanos de a pie.
Y por supuesto se insiste en que se tomen medidas estructurales para atajar la espiral de déficit y deuda públicas. De hecho, la Comisión estima que probablemente se incumpla la meta de déficit de 2013. Y pese a que en 2014 sea más factible alcanzarla, todavía se requerirán nuevos y sostenidos esfuerzos para reducir el desfase presupuestario a medio plazo.
Es más, la Comisión cree que la reforma fiscal ha de “desempeñar un papel esencial a la hora de estabilizar las finanzas públicas”, lo que hablando en cristiano también se conoce como alza de impuestos.
Respecto al sector financiero, Bruselas advierte de que todavía no está libre de riesgos y, en consecuencia, recomienda mantener o elevar los colchones de capital incluso a costa de sacrificar dividendos. Sostiene que el proceso de desapalancamiento es compatible con un cierto aumento del crédito a determinados sectores. Y por más que ha mejorado la financiación a las grandes, los técnicos de la Comisión observan las dificultades de las pymes para acceder a financiación y animan a que se creen ratings de pequeñas empresas que contribuyan a desbloquear el crédito, idea en la que ya trabaja Guindos.
Desempleo
El informe plantea otra vuelta de tuerca a la reforma laboral abundando en la contención salarial. Sobre todo, vuelve a señalar el problema de la tremenda diferencia existente entre los temporales y los indefinidos, una dualidad que en parte se achaca a la incertidumbre y en parte a los costes de despido, por lo que se podría volver a demandar una rebaja de las indemnizaciones por despido. También se identifican como problemas graves la falta de movilidad laboral y una profunda brecha entre las habilidades de los trabajadores y lo que precisan las empresas. Para lo cual se pide reforzar las políticas activas, brindar una orientación más personalizada y mejorar la educación y la formación.
A pesar de que se alaba la tarifa plana de los 100 euros a la Seguridad Social anunciada por Rajoy, la Comisión prevé que tendrá un efecto limitado, dado que todo el empleo existente no se verá afectado por la reducción de costes que conlleva.