¿Cómo rentabilizar un banco en un entorno de tipos de interés por los suelos? La pregunta se ha convertido en una obsesión para los banqueros desde hace meses. El estrechamiento de márgenes obliga a encontrar soluciones imaginativas en una doble vía: lograr más masa crítica de clientes y aumentar su vinculación, tanto de los nuevos como de los ya activos. Sinónimo, sin duda, de mayor transaccionalidad, por ende, mayores ingresos para la entidad por la operativa de sus clientes. Sin embargo, la banca tiene sobre la mesa varias propuestas que siempre resuenan a tabú: reabrir el debate de nuevas comisiones bancarias. Unos ingresos que suponen oxígeno directo ante la atonía del negocio bancario.
El próximo cambio en la normativa MiFID, que se debate en estos momentos entre el sector financiero y las autoridades europeas, puede significar un cambio de cultura en la relación existente entre la entidad y el cliente. Los nuevos cambios en la directiva Europea de Mercados e Instrumentos Financieros abordan la supresión de la conocida como la retrocesión de comisiones entre los bancos y las gestoras por la comercialización de sus productos de pasivos. En la práctica, las entidades reciben una comisión de las gestoras por comercializar entre sus clientes aquellos productos de pasivo que no son propios de un banco.
La eliminación supondrá que las entidades dejen de percibir estos ingresos de las gestoras. Un déficit que las entidades ya estudian cómo compensarlo. La banca se plantea comenzar a cobrar a sus clientes por un nuevo concepto: el asesoramiento en la contratación de sus productos de pasivo. Dicho en otras palabras, cobrar una comisión cuando se le informe a un cliente en la contratación de un depósito o fondo de inversión.
Las entidades estudian generalizar el pago por el uso de los cajeros a los no clientes, una medida que ya ha impuesto Caixabank desde finales de este pasado mes de marzo
El concepto de la comisión por asesoramiento está aceptado desde hace tiempo en los segmentos de banca privada, aquellos que tienen clientes por encima de los 500.000 euros. Sin embargo, hasta la fecha no se había abordado generalizarlo para los clientes de banca minorista. "Es un tema delicado porque supone empezar a cobrar por un servicio que ahora se recibe de forma gratuita", esgrimen desde varias entidades.
Sin embargo, las entidades sí son partidarias de introducir el concepto de asesoramiento porque consideran que supone añadir un valor añadido en la orientación del ahorro de sus clientes. Además, entienden que pueden blindarse de futuros problemas en los tribunales como ha sucedido con las preferentes y deuda subordinada. En estos casos, las entidades están siendo condenadas mayoritariamente por la mala comercialización de estos productos. "Al introducir el concepto de asesoramiento se incrementarán no sólo la calidad que ofrecen los trabajadores sino también los controles a la hora de valorar si un cliente tiene la suficiente cultura financiera para poder contratar uno u otro producto", explican desde el sector.
La modificación de la normativa MiFID no entrará en vigor hasta 2017, diez años después de que entrase en vigor en todos los países de la Unión Europea con un doble objetivo: Crear un mercado único de servicios financieros y preservar la integridad del mismo, además de fomentar la transparencia, equidad y la protección de los inversores.
A más corto plazo, las entidades pueden generalizar el pago por el uso de los cajeros a los no clientes, una medida que ya ha impuesto Caixabank desde finales de este pasado mes de marzo. La entidad presidida por Isidro Fainé cobra, desde entonces, una comisión fija de dos euros a los no clientes que extraigan dinero de sus cajeros, independientemente de si pertenecen a la misma red de medios de pago (ServiRed) y de la cantidad a retirar.
Este movimiento obligó al resto de entidades ha informar a sus clientes de que a partir del martes 24 de marzo deberán pagar la comisión de CaixaBank si acuden a sus cajeros automáticos. Hasta ahora, las entidades que compartían alianza en la red de cajeros –como ServiRed, 4B o Euro6000– ofrecían a sus clientes gratuidad en la retirada de efectivo de terminales de cualquiera de los bancos adheridos, y se abonaban entre ellas una tasa de intercambio de 0,65 euros por operación.
Las tarifas de las comisiones bancarias son libres y el Banco de España "no puede denegar el cobro de comisiones bancarias, ni limitar sus importes"
Sin embargo, las grandes entidades argumentan que este importe es insuficiente para cubrir los gastos de mantenimiento de su parque de cajeros automáticos. CaixaBank dispone de más de 9.500 cajeros –la red más extensa de España–, mientras que Santander y BBVA disponen de unos 7.000 en cada caso, y Bankia alrededor de 5.500.
Desde 2011, las tarifas de las comisiones bancarias son libres y el Banco de España "no puede denegar el cobro de comisiones bancarias, ni limitar sus importes", según la normativa.
Así, las entidades pueden poner los importes que deseen salvo en determinadas operaciones bancarias en las que los importes están limitados por ley, como sucede con la cancelación o amortización anticipada de hipotecas a tipo variable, o de créditos al consumo.
La ley también recoge que las comisiones bancarias y los gastos deben responder a servicios efectivamente prestados o gastos habidos, y que, en todo caso, la entidad deberá informar personalmente y por anticipado del coste del servicio, lo que ya prevé CaixaBank para la nueva comisión al retirar efectivo en los cajeros.